A Un Centímetro De Tu Aura

Hasta hoy siempre había existido una barrera invisible que me mantenía alejado de ti a una distancia aproximada de diez o quince metros. Pero hoy todo ha sido diferente. Tal vez la alineación extraña y particular de los astros, la posición del sol, el peso del aire o la gracia divina, ha querido que hoy todo se conjugara en un mismo tono para que al fin esa distancia desapareciera entre los dos. Recorría desganado el pasillo que me separaba del lugar al que quería llegar, tratando de poner de nuevo en orden mi cabeza después de que al mirarte sólo minutos antes desde lejos, mis pensamientos se hubiesen esparcido y perdieran todo el aparente sentido. Después de aquel primer y fugaz encuentro al otro lado de la mencionada barrera invisible, yo ya había quedado satisfecho un día más por el contacto visual privilegiado al que me exponía cada día a la salida de las clases, dispuesto a encontrarte de nuevo. Y el vaivén de las horas muertas quiso que en aquel preciso instante en el que yo pasaba por allí, tú aparecieses de pronto como si hubieses estado esperando al momento justo espiando asomando un ojo por la esquina. Desgraciadamente no hubo choque, pero en mi cabeza se reprodujo una escena paralela en la que sí que se provocaba ese encontronazo, tiraba todos tus apuntes al suelo y me agachaba a recogerlos contigo. A veces en mi mente se recrean las escenas como en películas aún sabiendo que lo nuestro sería más bonito que en la ficción. Así que, sin esperarlo, torciste aquella esquina y apareciste de la nada mirando directamente a mis ojos. Unos ojos que reaccionaron entornándose no sé si por la sorpresa o por la luz que irradia tu presencia cuando entra en contacto con mi aura. Poco a poco se recortaba la distancia que nos separaba y la barrera se licuaba convirtiéndose en una inofensiva gota de sudor frío que resbaló por mi frente y cayó en picado hasta el suelo. Tus pasos y los míos avanzaban en dirección opuesta acercando el momento en el que nuestros hombros pasarían casi rozándose por aquel estrecho pasillo y nuestra mirada se congelara en las pupilas del otro. Y así fue. Después de poco más de cuatro o cinco segundos eternos que nos tomó recorrer el espacio que nos separaba, por fin se produjo el intercambio de suspiros ahogados en tus labios mordidos por la tentación. Ahora, oculto en la oscuridad de la noche, sentado en mi habitación, recuerdo el encuentro y no soy capaz de saber cómo ocurrió todo en aquel efímero lapso que duró. Sólo sé que el tiempo pareció suspenderse como en una dimensión paralela y de nuevo mi visión cinematográfica me regaló un travelling circular alrededor de nosotros a cámara lenta, mostrándome los detalles de la escena, como si de una película se tratase. Así admiré cada centímetro de tu belleza rebosante en cuerpo y rostro, atravesé tu mirada con la mía hasta apreciar tu alma a través de tu iris, respiré el soplo que escapó de tu boca y de tu pecho y resucité de mi particular muerte de sentimientos marchitos y sueños rotos. Pero cuando más a gusto me sentía en aquel fotograma detenido, la realidad recuperó su ritmo y disimulada me seguiste con tus ojos sin llegar a girar el cuello. Y así, sin ser consciente de la contemplación exhaustiva a la que te había sometido en aquel fugaz segundo, renovaste mi espíritu con aromas de ojalás.

Y es que Sucede Que Hoy te tuvo a sólo un centímetro y suspiré...

12 comentarios :

Anónimo | 03:25

Mientras iba leyendo tu historia mi corazón se iba estremeciendo, pues parecía que nuestras vidas eran la misma. Yo también espero ese choque casual. Pero al menos tngo el consuelo de miradas al salir de clase, por los pasillos, en la cafetería...

"Y es que sucede que hoy has relatado parte de mi vida..."

Besos

Pablo Martín Lozano | 14:50

Hola Noelia, gracias por comentar. Qué curioso lo del paralelismo de vidas. Quien sabe,a lo mejor ves en mi relato la parte del chico que te atrae y yo leo en tu comentario la parte que me gustaría saber de esa persona. Quien sabe, quizás incluso seamos los mismos en otras circunstancias, en otras dimensiones, jeje. ¿A que resulta divertido el juego de miradas?

Un beso!

Anónimo | 18:47

Hola
Pablo!!!


Bien dicen que una mirada puede decirlo todo…
Igual que tus letras reflejan tu hermosa alma…

Hermoso como siempre…ayer mientras hacia una pausa a mi lectura de camino a la escuela, recordé tu post de ese día y no se cual sería la razón por la que imagine el día que en mis manos tenga un libro tuyo… sería lindo no crees?...


Un beso y un enorme abrazo

Pablo Martín Lozano | 18:54

Hola Carolina y muchas gracias! Creo que voy a abrir un apartado que se denomine "El poder oculto de las miradas" o algo por el estilo porque, como te habrás dado cuenta, les doy mucha importancia y siempre se cuela algo de ellas por aquí.
Me encantaría que se cumpliese ese pensamiento que tuviste; ojalá un día el papel acolche mis letras. "Lindo" se me queda corto para expresar lo que sería.

Besos y abrazos!

Anónimo | 19:38

Tienes toda la razón me quede corta con la descripción
Estaría súper padrisiimooo!!!!....
Sería la primera en comprarlo…y la primera en pedirte el autógrafo, iría hasta España
Solo por ello…

Somos energía Pablo…

Beso y otro enorme brazo!!

Pablo Martín Lozano | 19:49

Jeje, bueno, tal vez tanto como eso tampoco! Aunque a quien le amarga un dulce...Lo del autógrafo y todo eso no haría falta. Todos vosotros seriáis los primeros en recibir una copia dedicada en agradecimiento a vuestro apoyo!
En fin, seguiré soñando.

Besos!

Encarni | 00:34

No se cuanto llegaría a dar yo por estar a un centímetro de su aura esta noche, te aseguro que no sería poco.

Hay una canción de Rocío Jurado que dice "que no daría yo por empezar de nuevo..."

En noches como esta no imaginas lo enorme que me parece mi cama, ahora la mitad solo la ocupan recuerdos...

Un besote.

Pablo Martín Lozano | 00:44

Hola Encarni...ayer eché de menos tu comentario. Hoy no has fallado, gracias.
Es difícil lo que me planteas y la única solución que encuentro es que te compres una cama más pequeña. Una en la que quepa sólo tu cuerpo, que no sobre nada por los lados y con la que tienes...haz una bonita hoguera que se lleve lo malo que hay impregnado en ella.
Piensa que a ti al menos te quedan los recuerdos, hay a quien ni eso porque nunca llegó a tenerlo.

Un beso. Ánimo.

Anónimo | 22:27

"Aromas de ojalás"... que mal o quizá que bien tener un montón de ojalás pero nada pasa, más que seguir divagando un encuentro mas planeado que real. Y que bien poder escribir lo que a nuestra imaginación le venga en gana.

Un besote
Marlene

Pablo Martín Lozano | 22:53

Hola Marlene...he tenido que leer dos veces seguidas tu comentario para pensar bien la respuesta y creo que he llegado a una conclusión. Es cierto que si todo queda en ojalás, uno puede sentirse poco realizado, pero por otra parte pienso que sin esos ojalás, la vida pierde sabor. Debemos marcarnos metas, sueños, objetivos por los que luchar, aunque al principio sólo suenen a ojalá.
De tu segunda parte del comentario, nada que objetar; es cierto, que bueno poder dejarnos llevar por la imaginación.

Besos!

Anónimo | 18:38

En realidad no existe separación. Yo del otro lado del mundo te estoy tocando ;)

=*

Pablo Martín Lozano | 19:05

Bonito :)

Gracias.

Besos.