Camino Del Alba

Oscura y profunda como la noche sobre la ciudad cuando apaga sus luces de madrugada. Negra y opaca como el fondo del mar cuando el sol duerme y deja paso a los luceros. Incesante y esquiva como las olas cuando llegan sin rumbo hasta la orilla y van a chocar contra la arena lisa y pálida. Penetrante y viva como la luz del primer rayo de sol matutino que atraviesa la ciudad hasta colarse por el hueco que deja libre la cortina. Perdida y sin destino como los barcos cuando el faro ya no alumbra desde la costa. Distante y sin embargo directa como flechas lanzadas con pasión justo al centro del universo. Expresiva y manifiesta como las muecas del mimo que mendiga cada noche en la estación. Irónica y burlona como la expresión de quien juega con las palabras en busca de la sonrisa fugaz del otro. Fina y disimulada como los pasos lentos y por la espalda de quien está a punto de dar una sorpresa. Alegre y divertida como la risa del borracho sentado en aquella esquina. Tímida y temblorosa como la voz del niño que se enfrenta por primera vez al sentimiento del amor. Cercana y sincera como el consejo del amigo que te avisa del peligro desde fuera. Tierna y seductora como el susurro estremecedor de la luna en tus oídos. Así y de muchos otros colores, formas y sensaciones era la mirada que se clavaba en la mía, mientras la magia de la noche y el sordo transcurrir del segundero avanzaban directos hacia el alba llena de aire fresco.

Y es que Sucede Que Hoy me perdí en la oscuridad de sus ojos...

2 comentarios :

Encarni | 16:23

Una mirada es la forma más sencilla de comunicarse, probablemente la más intensa. Y es tan fácil perderse en ella...

Mil besos niño perdido.

Pablo Martín Lozano | 17:28

Hola Encarni. Ya ves, miradas, miradas y miradas...

Besos.