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Se Me Deshace Tu Amor En La Boca

Se me deshace tu amor en la boca cada vez que recuerdo el sabor de los besos que se quedan en la comisura de mis labios. Se me deshace tu amor y nada puedo hacer sino extrañar tus manos traspasando la piel de mi pecho haciendo latir con fuerza al que habita adentro. Se me deshace tu amor en la boca y al hacerlo se me endulza la lengua y mi rostro refleja la paz que siento cuando es el sabor de tu esencia el que trago con entrega y desenfreno. Pero son largas las horas cuando siento que estás lejos. Largas, frías y pesadas; lentas, sosas y apenadas. Y con la sombra de tu ausencia persiguiéndome entre las paredes de mi habitación trato de cerrar los ojos al mundo y encontrarme contigo en el universo de mis sueños. Pero el sueño se burla de mí y me mantiene en una vigilia dolorosa sin tu respiración pausada al lado. Y te pienso. Y te extraño. Y te suspiro. Y te deseo. Y entretanto te sigo extrañando. Se me deshace tu amor en la boca cada vez que recuerdo el sabor de los besos que se quedan en la comisura de mis labios. Se me deshace tu amor y nada puedo hacer sino anhelar el momento en que la máxima distancia que nos separe sea la que dejen nuestros cuerpos cuando ni el aire pase entre nuestras pieles.

Y es que Sucede Que Hoy te anhelo, te extraño, lo anhelo, lo extraño...

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Feliz Felicidad


Y es que Sucede Que Hoy y por siempre os deseo lo mejor...
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Uno De Nuestros Momentos

La lluvia caía con fuerza resbalando por el cristal de la habitación del hotel mientras mis brazos rodeaban tu cintura y observábamos el agua bajando las calles de aquel pueblo adoquinado. Ni el gris del cielo encapotado podía arrebatarnos la ilusión de sabernos juntos y solos en aquel lugar alejado de la realidad. Las sábanas todavía revueltas atestiguaban el amor entregado en ellas hacía sólo minutos, cuando el sonido de la lluvia comenzaba a llenar la habitación con su incesante traqueteo. Afuera, los termómetros indicaban todo lo contrario a lo que en nuestros pechos se vivía y aquel agua que las nubes descargaban con fuerza no hacía sino limpiar y purificar nuestras almas vendidas al poder sublime de amar sin límite. Un piano sonaba de fondo marcando el tempo con el que mis labios descendían por tu cuello y tu sonrisa nerviosa empañaba el cristal de la ventana con el aire de tu esencia exhalada. El mundo giraba sólo para nosotros. El tiempo se había detenido en el momento en el que con voz rota y dulce habías dejado escapar de tu boca un suspiro. Y conforme nuestros corazones se fundían en un latir compartido y nuestras miradas se perdían por aquel paisaje blanco, la noche fue cubriendo de pardo el ya ennegrecido cielo, y de magia el instante en el que comprendimos que nada tenía más sentido que nuestros momentos de amor pleno.

Y es que Sucede Que Hoy imaginé una situación cercana...

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Y Olvidar El Resto

Quiero abrazarte y olvidar que el mundo existe. Respirar sólo por y para inhalar tu sentimiento. Latir únicamente para hacerte partícipe de la emoción de mi pecho cuando estás cerca. Encerrarme en ti y cerrar los ojos a las obligaciones. Hacer oídos sordos a todo menos a tus te quiero. Desprenderme del estrés con la pócima mágica de tus besos. Quiero que el único camino que recorra mi cuerpo sea el que me lleve de tu labios hasta el final de tus piernas, mientras las sábanas nos cubren por completo. Desconectar, sentir, vivir al ritmo de tu respiración en mi cuello. Lento, pausado, entregado al noble arte de simplemente existir por un momento eterno. Cerrar los ojos y retener en mi mente la imagen de tu última sonrisa. Entrelazarnos para juntos escapar de la rutina. Quiero, quiero, quiero, pero no puedo. Y al no poder me desespero. Me desespero y sueño con poder hacerlo. Pero siempre termino por acatar las órdenes del maldito despertador y otro día como el de ayer comienza sin ni siquiera poder detenerlo. Y cuando ya me resigno al inevitable estrés de los días largos sin ti, me aferro al recuerdo de tu voz susurrando en el silencio un te amo por encima de las circunstancias. Y en eso creo. Quiero, quiero, quiero, pero no puedo. Quiero, quiero, quiero y en cuanto pueda todo se hará cierto.

Y es que Sucede Que Hoy quisiera sólo estar contigo y olvidar el resto...

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La Hoja Que Quiso Ser Libre

Y en aquella hora de la tarde la hoja decidió dejar atrás sus miedos y saltó al vacío del aire de la ciudad, desprendiéndose de la rama que le había visto nacer. Sintió cómo el viento rozaba su piel reseca y agrietada de color marrón y creyó que acababa de probar el sabor de la libertad. Voló entre algodones mecida por el vaivén del revuelo levantado por el tráfico de aquellas horas y respiró satisfecha con la seguridad de haber tomado la decisión correcta. Durante su breve pero intenso trayecto hasta el suelo recordó sus días allá en lo alto, aferrada a la vida que ahora poco a poco veía alejarse cada vez más y más mientras las que habían sido sus compañeras ya lloraban su pérdida. No lloréis -pensaba ella inconsciente de su fatal e inminente desenlace. No lloréis porque sólo he querido experimentar la sensación de navegar libre por el aire frío de este diciembre atípico. Y sin tiempo de mirar atrás, su cuerpo lánguido fue cayendo lentamente dibujando eses en el aire hasta chocar contra el parabrisas delantero de mi coche parado en un semáforo. Escuché el quejido de su voz rota al impactar contra el cristal y seguí con la mirada su descenso parsimonioso hasta perderse por la parte delantera y caer al asfalto. Pereció. Lo sé porque su llanto quebrado no dejaba lugar a dudas. Pero en lo que duró su viaje, aquella hoja intrépida experimentó lo que siempre había soñado: volar, aunque para ello muriera en el intento.

Y es que Sucede Que Hoy una hoja se posó en mi parabrisas...

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500 Suspiros Y Aire Para Más

Muchas letras han llovido desde que hace algo más de dos años el sueño loco de quien escribe y suscribe echó a andar por estos lares de la creación nocturna de relatos fugaces sin fecha de caducidad. Historias contadas con nocturnidad y alevosía; narraciones y vivencias que poco a poco fueron adoptando un estilo propio. Con ésta ya son quinientas las veces que me he enfrentado al frío del fondo blanco bajo la mirada desafiante del cursor parpadeando. Muchas han sido las batallas lidiadas con ese enemigo en forma de barra vertical que aparece y se esconde con la fugacidad de las ideas. Y aquí sigo, con menos dedicación de la que desearía y con más ganas de encontrar mi espacio en la vorágine del universo de las letras. Saltar al mundo del papel ahora que hay quien dice que está muerto. Es inevitable: soy así. Día tras día, noche tras noche, relato tras relato he viajado por mi imaginación a veces y por mis entrañas otras muchas, en busca de una voz propia capaz de plasmar emociones comunes y al mismo tiempo saciar mis ansias de desahogo. Gritar bajo el silencio de mi habitación, sólo perturbado por el sonido del teclado del ordenador. Y uno echa la vista atrás y se da cuenta del camino recorrido, del derroche de letras unidas, del derrame de sentimientos desnudados entre oraciones. Y cuando te preguntas si todo esto valdrá la pena, luchas contra la desidia aferrándote a aquello de que "quien la sigue, la consigue". Y en eso estamos. Con quinientos retales de mí a las espaldas publicados en este humilde rincón y con quinientos millones más que quisieran ir viendo la luz con más asiduidad de la que el tiempo y los quehaceres me permiten. Son tiempos de escasez y recortes, pero la crisis de letras, como la financiera, pasarán a la historia antes o después.

Y es que Sucede Que Hoy cumplo 500...

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