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Sólo soy cuando estás a mi lado


He recorrido calles y avenidas con las que muchos sólo han alcanzado a soñar. Pero no estabas tú. He visitado edificios y museos, restaurantes y teatros, parques teñidos de invierno y rincones que han visto a millones de personas pasar emocionados. Pero no estaba tú. Ni las luces de neón, ni el entramado cuadriculado de asfalto. Ni las torres interminables, ni los taxis amarillos o los escaparates perfectamente decorados. Nada ha podido sobreponerse al peso de tu ausencia a cada rato. Mi sueño americano no existe sin ti a mi lado. He buscado tu abrazo en cada noche en ese colchón de tamaño sobrehumano. He imaginado tus pasos acompasados, tu risa ante lo extraño, tu acento narrando el devenir de los días de aire congelado. Pero no estabas tú. Ni tu abrazo entregado. Sin embargo, ahora miro a través de la ventanilla del avión, sabiendo que me esperas del otro lado, cargada de sueños, inquietudes y unas ganas locas de caer fundidos en un instante largo, labio con labio, piel con piel, mano con mano. Y con el firmamento como aliado, mirando desafiante como quien sabe que todo está predestinado, dejo correr el torrente de letras, sentimientos y recuerdos fotografiados, con el único fin de hacerte saber que hace tiempo descubrí que sólo soy cuando estás a mi lado.

Y es que sucede que hoy, ayer y siempre, sólo soy cuando estás a mi lado...

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