Reino De Tu Ausencia
La sala de cine solitaria me viene a recordar que no estás aquí para compartir película conmigo. Las butacas vacías a mi alrededor aguardan ansiosas tu llegada creyendo que andas por fuera esperando el turno para pagar las palomitas y el refresco, pero por esta vez no será. En mi reloj todavía falta media hora para que empiece la película y me distraigo pensando en la cantidad de besos que me daría tiempo a darte en este inpass de espera. En la pantalla, todavía virgen de secuencias y planos, parecen proyectarse sombras recreando tus manos cuando acarician mis brazos y es entonces cuando pienso que no necesito ninguna otra película. Me basta con permanecer inmóvil la siguiente hora y media contemplando ese espectáculo de roces y caricias. El guión me parece insuperable. Y a pesar de que la soledad de este cine medio en ruinas me acoge con gratitud mientras espero tu regreso, lo cierto es que hace demasiado frío aquí y mis labios ya están secos. Que esta es una de las tantas experiencias que nos quedan por compartir y espero ansioso la ocasión en que se produzca. Las luces van atenuando anunciando la aparición de las primeras escenas. Una música de piano comienza a llenar la sala. Hoy mi sala. Único ocupante. Reino de tu ausencia.
Y es que Sucede Que Hoy proyectaron sólo para mí...