Nada Importa Si Estoy Muerto

-Olvídese señor agente, esta multa no tiene mucho sentido. No pretendo entrometerme en su trabajo, ya sé que sólo cumple órdenes, pero créame que es una pérdida de tiempo. Puede sancionarme si le place, pero creo que es justo que sepa que esa multa jamás será abonada. No me gustaría que pensara que trato de evitarla y mucho menos todavía que mis palabras le supongan un desafío. No quiero provocar su enojo ni tentar su ira, mas entienda que en las situaciones límite uno pierde el control de su voluntad. Mire que intenté en multitud de ocasiones prevenirme de aquel riesgo que cada día se hacía más inminente y, sin embargo, cuando todo parecía estar más o menos bajo control, sucedió algo terrible. Las consecuencias de aquello ya las puede ver. He barajado distintas opciones desde que les he visto a usted y a sus compañeros bajar de la furgoneta. La primera reacción, tal vez la más instintiva, ha sido la de salir corriendo, al igual que todo el mundo a mi alrededor. ¿No ve? Parecen hormigas dispersas tras haber cortado la fila. Corren, huyen despavoridos de ustedes. Por momentos dejan de lado su aspecto humano y se convierten en presas de caza. Por supuesto ustedes son los cazadores, y lo serían aunque no llevaran ese odioso aparato cargado de miseria y pólvora. Una vez he desechado la opción de escapar corriendo, he pensado en esconderme en el interior de mi coche que está justo ahí, al otro lado de la calle. Hubiese sido tan sencillo como cruzar nada más verles llegar, introducirme en el asiento de atrás, tumbado, y esperar a que terminaran su ronda de cacería. Sin embargo también he declinado esa opción; me parecía absurdo tener que esconderme de un desenlace que antes o después terminaría por alcanzarme. Así que finalmente he optado por lo que ve: quedarme quieto a esperar su llegada. Y le diré porqué. Es cierto que estoy cometiendo un delito en este preciso instante. Es cierto que está en pleno derecho de rellenar ese impreso que me sancione por mi conducta, pero ¿de qué le sirve hacerlo aún sabiendo que esa multa jamás será pagada? Verá, señor agente, sé que no se puede beber en la calle, sé que es delito embriagarse en un lugar público aunque sea por despecho. Yo sólo trato de ahogar mis penas en alcohol. Y créame que las tengo y ya no me importa ni el dolor. Múlteme agente, múlteme si lo cree conveniente, pero que sepa que jamás rodará una moneda por esta sanción, porque yo fallecí esta tarde en aquel café, justo en el instante en que ella dijo "se acabó".

Y es que Sucede Que Hoy aprendí lo absurdo de la ley...

8 comentarios :

Anónimo | 00:14

Hola.
He descubierto hoy tu blog, y me ha encantado como escribes.

;)!

Pablo Martín Lozano | 00:19

Hola Javi, bienvenido pues a este rincón. Espero que disfrutes leyendo todo lo que te apetezca. Tienes como para no aburrirte.

Un abrazo y gracias.

Encarni | 00:57

Buenas noches Pablo. Este post tiene uno de esos títulos que no te dejan indiferente.

Realmente es muy cierto, nada importa si estoy muerto. Pero aunque las palabras a veces se nos claven como puñales en el pecho, no tienen por qué matarnos, en ocasiones solo nos dejan heridos.

"Se acabó" tiene aires de tristeza. Las distintas relaciones son como los "puntos y aparte", siempre puede venir un párrafo a continuación, solo la verdadera muerte pone el "punto final" o eso dicen algunos... A veces hay personas que no llegan a utilizarlo...

La ley... tan hipócrita a veces...

Dulces sueños niño perdido.

Pablo Martín Lozano | 01:14

Hola Encarni. Es un título que recoge la esencia y adelanta un final que guardo para la última línea. Me alegro de que te guste.
No todas las palabras matan ni duelen, pero si alguien se lo propone puede llegar a hacerlo. No hay arma más valiosa.
Lo de que siempre hay posibilidad para un nuevo párrafo es cierto y no hay que olvidar que a veces con una palabra sobra para lograr un párrafo interesante. Imagina un simple "todavía" o "vuelve". Sólo una palabra...¿?
En fin, gracias por el comentario y sí, la ley muy hipócrita a veces.

Un beso!

Anónimo | 11:08

es muy triste lo que escribes. Como puedes pensar que estas muerto, tan solo por la palabra de una persona, cuando la vida está llena de posibilidades. Si alguien te dice que no, no puede depender todo de ello. Es negativo y dramatico.Mi consejo es que veas la vida de forma mas positiva. Solo nos mata la muerte

Pablo Martín Lozano | 14:36

Hola Anónimo y gracias por comentar. Siento desilusionarte y decirte que tan solo era literatura. Lo bueno de poder decir lo que quieras enfundado en un personaje. Afortunadamente puedo presumir de ser positivo y, aunque es cierto que sólo nos mata la muerte, hay palabras que pueden hacer casi tanto daño como la propia muerte. En cualquier caso...lo dicho, gracias por tu interés y tu consejo, pero esta vez era pura literatura sin nada que ver con ningún caso particular.

Saludos.

Anónimo | 19:26

Hola Pablo, he de decirte que leo tu blog desde hace bastante tiempo, pero creo que ya es hora de dejear mi huella por aquí..Ciertamente, lo que dices encierra mucha verdad. A veces la intensidad de ciertas palabras son capaces de herirnos hasta lo inimaginable.
Ah, me fascina como escribes. Me encantaría poder tener un libro tuyo entre mis manos en un futuro ;)

Un beso

Pablo Martín Lozano | 20:08

Hola Roshni y muchas gracias por haberte decidido a dar el paso; esto cobra mucho más sentido cuando dejáis vuestros comentarios y todos nos nutrimos de la experiencia/vivencias/sabiduría de la gente. Así que, gracias.
Yo sigo opinando lo mismo, hay miradas, gestos, palabras que pueden hacer más daño que un cuchillo o una espada. Tal vez quien lo niega es porque nunca lo ha vivido.
Ojalá tu deseo de tener un libro mío entre tus manos se cumpla, porque querrá decir que a mí se me cumple otro: el de publicarlo.

Un beso.