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Dejaremos un poco para el resto

Trato de recordar qué se celebra hoy y mi mente, a pesar de prestar toda la atención a la fecha marcada en rojo en el calendario, no logra saber porqué un corazón rodea al 14 de febrero. Busco entre los anaqueles de mi memoria los motivos, las razones que me llevaron a señalar este día y sin embargo no encuentro sino vacío. Y entre la desesperación de quien busca y no encuentra, de quien sabe pero no recuerda, pasan las horas y por más que me distraiga, los ojos siempre van a parar al calendario que descansa sobre el escritorio, distante, persecutorio, amenzando con quedarse estancado en esa fecha por más que pasen los días. Y al borde de la desesperación máxima, justo cuando la idea de acabar con esta desazón arrancando la hoja del mes de febrero se postula como vencedora en mi mente, de pronto, como una revelación divina, un pensamiento con aires de causa se cuela por mi esquiva memoria ofreciéndome el motivo de aquel corazón rojo, apagando las cenizas de la desesperación. 14 de febrero, día de los no enamorados, de aquellos que se valen de una fecha para demostrar su amor. De los que necesitan que les recuerden que sienten algo por una persona. De los que requieren de un aviso para volver a sentirse enamorados. Día de todos, menos nuestro. Afortunadamente, tenemos el resto de los 364 días para demostrarnos este amor de pasión desgarradora y sentimiento vivo. Esta suerte de droga bendita con la que fuimos bendecidos hace tiempo, tanto, que no recuerdo a qué vida pertenece.

Y es que Sucede Que Hoy dejaremos un poco para el resto...

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