Entre Acordes y Velas
Sonaban canciones que hablaban de ti mientras las velas iluminaban de melancolía y desasosiego la sala repleta de gente que no eras tú. Los acordes se entrelazaban formando notas que mi mente rellenaba con letras pronunciadas por el recuerdo de tu voz. Y de pronto me pareció ver que los muros de aquel café nocturno comenzaban a ceder incapaces de soportar por más tiempo el peso de tu ausencia. Todo a mi alrededor se derrumbaba, ahora que no quedaba en pie ni la sombra de mi memoria. Debía de ser casi medianoche y, con la madrugada ansiosa esperando su turno, me invadió la melodía de tus labios en los míos mientras te imaginaba sentada en mis rodillas. Y saboreé tus besos en el cuello de la botella que sujetaba con fuerza como para tratar de tener algo entre unas manos que extrañaban demasiado el calor de las tuyas. Los aplausos parecían pisadas sobre los charcos profundos que dibujaba a mi alrededor la soledad. Tan presente y tan lejana. Tan ausente y anhelada. Una tras otra las canciones se sucedían acercando tu recuerdo a mi memoria hasta que la siguiente estrofa terminaba siempre por encajar mejor que la anterior. Como si la hubiesen escrito para ti. Como si la hubiese escrito una noche de estas cuando siento que no estás aquí. Y entre acordes, letras y recuerdos se me fue la noche perdido en tus secretos, tratando de apagar con música el ardor de ti que suscitan mis deseos.
Y es que Sucede Que Hoy te extrañé entre acordes y velas...