Vida por Vivir

7.00 de la mañana y el despertador, atento en su cargo, me saca del sueño avisándome de que el sol ya ha salido y me espera un nuevo día por delante. Lo apago -o eso creo- y remoloneo unos minutos abrazado a la almohada. Llevaba razón; sólo creí haberlo apagado. A la segunda intentona por fin el indeseado logra su propósito y, tras desperezarme y notar uno a uno los músculos y huesos de mi cuerpo, me levanto de la cama. Voy directo al baño y abro el grifo de la ducha. Agua templada, ni muy fría, ni muy caliente, en su temperatura justa. Espero mientras llega y aprovecho para dar respiro a una vejiga olvidada durante las últimas horas. Me miro en el espejo, me lavo los dientes -hoy no me afeito- y observo que el vaho comienza a ascender por mi espalda. Ya está lista el agua. Me quito el pijama y disfruto de la llovizna artificial despejando mi ánimo y devolviendo el tono a mi organismo. Termino, vuelvo a la habitación y abro la ventana.

Son las 7.25 minutos y estoy frente al armario abierto de par en par. Sí, creo que será lo mejor: camisa lisa azul marino de algodón, pantalón vaquero y americana y zapatos beige. Hoy hace un buen día. Me visto. Algo de fijador, colonia y último retoque al peinado. Ya casi estoy listo.
Estiro el nórdico color marrón chocolate tras airear la cama y ordeno lo poco que queda en la habitación. Hoy no despierta nadie a mi lado, así que desayuno para uno. Algo rápido, tengo prisa, me esperan a las 8.30 en la sala de reuniones con los directivos de mi cuenta y todos sabemos cómo se pone el centro de París a estas horas. ¡La carpeta! Se me olvidaba la carpeta con el proyecto y el planning de la campaña, qué cabeza. Sí, café, definitivamente café, me vendrá bien. Doy los buenos días a Truman, un westie de ocho meses que me regalaron mis amigos en mi último cumpleaños. ¿Que cuántos? 25. No, amigos no, años. Le dejo comida y agua preparada -nunca sé cuando vuelvo-, cojo las llaves del coche, las de casa y salgo del apartamento. Espero al ascensor; vaya, parece que viene cargado de arriba. ¿Quepo? Gracias, ¡uy! hola Marta, buenos días. (No sé si lo saben, Marta es mi vecina de arriba: alta, morena y ojos claros. ¿Saben guardar un secreto? Creo que siento algo por ella). Parece que hace buen día, ¿no?.
Después de algo menos de medio minuto y cuatro frases intercambiadas con Marta llegamos al párking. Pues nada, que te sea leve. Subo al coche y salgo. París amanece entre el tráfico matutino y el sol, todavía bajo, inundando las calles de una luz anaranjada. ¡Buenos días Bernard, gracias por el periódico! -Tiene gracia, no importa a la hora que salga, siempre está en el semáforo repartiendo la prensa a los conductores-. Aprovecho el rojo del semáforo para echar un vistazo a la portada y enciendo la radio. Escuchar la canción por donde se quedó anoche me trae recuerdos del momento antes justo de apagarla. Me gustó. No estaba solo.

En fin, 8.12 minutos, pero ya llego. Ya observo a una distancia relativamente corta el enorme luminoso -ahora apagado- en la fachada acristalada del edificio donde trabajo. Llego, saludo al guarda de seguridad y accedo al párking, de nuevo. Ascensor -esta vez bastante más de medio minuto, es lo que tiene tener el despacho en un piso 24- intercambio de saludos con algún compañero y finalmente ocupo mi lugar. Los directivos están al caer. Repaso el proyecto. Les encantará, estoy seguro. Es justo lo que necesitan.

8.31 minutos. La recepcionista me avisa de que han llegado. Que pasen -digo-. Entran, están frente a mí. Cordialidad en la recepción y al tema, que no hay tiempo que perder. Hoy es un día completo y mañana mismo vuelo a Londres, debo dejar todo terminado.

Y es que Sucede Que Hoy vi(ví) el futuro en el presente...

6 comentarios :

Anónimo | 00:54

Un dia mas acudo a tu "echale un vistazo".
Me encanta, como siempre.
Mi opinion? ESTAS LOCO. jaja.

Taluego kuket:P

Anónimo | 18:02

Espero que la vida te vaya tan bien como le va a tu amigo. Te lo mereces!;)
Suerte con Marta!
Un abrazo!

Pablo Martín Lozano | 18:16

Bert, sí, seguramente estoy loco, últimamente me lo planteo yo mismo, pero me encanta la locura...normales ya hay muchos ;).

Ant! Muchas gracias por tus deseos, ese amigo del que hablas no es más que una proyección soñada de mí mismo. Y Marta, jeje, bueno, llámale así o María, Julia, Amparo, Laura, Ana, Lucía, Paula...cualquiera. No es más que un nombre simbólico que es todos y ninguno a la vez.

Gracias por los comentarios.

cristina | 20:38

Un futuro envidiable. BESITOS

laurita | 00:02

Espero que este futuro se haga realidad para ti. Te lo mereces.

Pablo Martín Lozano | 00:10

Gracias a mis 2 niñas inseparables! Jeje. Con suerte...algún día pueda escribir la segunda parte de esto y poner algo así como: "Después de la reunión cogí el avión y me dirigí a Londres, donde me esperaba el resto del equipo con Cris y Laura a la cabeza..." Jeje.
Besitos a las dos.