Pasión Temprana

Hoy rescato de entre los papeles olvidados en el cajón de los recuerdos una historia que escribí hace ya cinco años, cuando los quince llamaban a mi puerta entre la mirada inocente -al menos más que ahora- del mundo y un germen de amor por las letras que iba en expansión. Así rezaba:


Como llevaba haciendo noche tras noche durante los últimos años, el señor Dark se vistió de negro y salió a la solitaria ciudad dormida, sin rumbo pero con destino. Llevaba puesto su sombrero, sus guantes de cuero y una bufanda enroscada al cuello tratando de aislarse de ese frío viento que calaba en lo más hondo. En la mano derecha llevaba un pequeño cofre de madera vetusta, y con su caminar parsimonioso, iba paso a paso deambulando en la noche.

Era lunes, y “el caminante nocturno”, que era el nombre con el que se conocía en el barrio, se dirigió primero hacia el sur, siguiendo una estrecha y solitaria calle, alumbrada sólo por la tenue llama de la hoguera de un mendigo, que tenía allí su reino. Al llegar, sacó del cofre un pergamino minúsculo y se lo entregó. Éste lo leyó, y al acabar, le dedicó una sonrisa que infundía vida, una sonrisa cargada de afecto. Dark se limitó a darle una palmada en el hombro y se fue alejando lentamente sin girarse en ningún momento. Fue entonces cuando el indigente, previniendo lo que sería una noche gélida, añadió a la candela varios trozos de madera que había recogido durante el día, asegurándose la permanencia de su único compañero de cama; el fuego.

Tras merodear por varias calles, llegó a un parque donde unas humildes personas, más pobres aun si cabe que el anterior visitado, compartían una botella de ron usándola como remedio contra los seis grados bajo cero que helaban hasta los charcos y envueltos por la espesa niebla que cubría el lago situado en el centro del parque. Se acercó hasta ellos y lo primero que recibió fue la invitación a un trago que rechazó para más tarde, darle un papel a cada uno exactamente igual que el anterior, que fue leído al instante por el único que tenía capacidad para hacerlo, ya que había aprendido a base de relacionar sonidos que escuchaba a la gente que iba y venía. Cuando acabó de recitar el texto, los seis se dieron la vuelta para hacer muestra de su cariño, pero Dark ya estaba de nuevo perdido en la oscuridad, continuando sin tregua sus andadas. Tras unas horas caminando sin cruzarse con nadie, se detuvo en la puerta de una iglesia, donde una mujer con la ropa roída y desgastada, el pelo sucio y apelmazado, aunque de hermosa mirada, yacía acostada entre mantas observando una foto de dos pequeños. Sin decir nada, le dejó uno de sus pergaminos bajo del montón de trapos que le servían de almohada, y se marchó dejándola triste en su soledad, hasta que al darse la vuelta y leer el papel, se dibujó en su cara una dulce sonrisa.

El sol comenzaba a asomar y era hora de regresar a casa. Dark estaba cansado y, ya sin fuerzas, no pudo evitar que el cofre se le cayera al suelo dejando escapar uno de sus papelitos en el que, como en todos los demás, podía leerse:

“A ti amigo, tú que como yo cambias el día por la noche, la luz por la oscuridad, y el ruido por el silencio, te deseo buenas noches, y te pido que perdones a aquellos que, dueños de su ignorancia, malgastan su tiempo durmiendo en cómodas camas, sin saber que es aquí fuera donde realmente se disfruta de la noche."

Y así fue como “el caminante nocturno” vivió la vida hasta sus últimos días, rastreando cada calle de la ciudad, en busca de alguien a quien desear las buenas noches, y convirtiéndose en auténtico amigo de los más necesitados de su alrededor, únicamente saliendo a caminar guiado por la luz de la luna.



Y es que Sucede Que Hoy rescaté una historia olvidada...

2 comentarios :

Anónimo | 21:56

Ya se ve, TEMPRANA PASIÓN, reflejada en cada uno de los escritos que nos ofreces todas, o casi todas, las noches.....qué mejor forma de hacer felices o simplemente arrancar una sonrisa de felicidad a aquellos que de eso poco les queda.....así como "dark" tú también te dedicas a darnos las buenas noches cada día con tus acertados posts, aunque nosotros sí seamos de los desafortunados que dormimos en unas confortables camas..............OE(k)

Pablo Martín Lozano | 23:10

Como siempre, bonitas palabras "anónima". Me alegro de ser quien te aporte parte de esa felicidad perdida -ójala la recuperes pronto- y de poder regalarte a ti, como a todos, mis mejores deseos de buenas noches.
Comentarios así dan fuerza.
Besos.OE.