Madrugada Perdida

Poco a poco abro los ojos dejando que mis pupilas se habitúen a la luz de la habitación después de una larga oscuridad. Noto algo sobre el cuello. Despierto abrazado por alguien. Vuelvo a cerrar los ojos. No recuerdo nada. Asustado, sin distinguir el sueño de la realidad, trato de observar de quién se trata; palpo a tientas sus brazos y tiemblo extrañado. Es ella. ¿Cómo es posible? Miro alrededor y todo está en su sitio. No ha pasado ni un solo día desde que me acosté y en mi sueño la vida iba cinco meses adelantada. Estoy a su lado. Todo lo malo ha sido un sueño. No sé en qué confiar. De pronto, ella se despierta.
- ¿Qué pasa? Escuchaba tu respiración muy fuerte.

- ¿Eres real o estoy soñando?

- ¿Cómo? ¿Estás bien?

- Contéstame, por favor.

- Déjame que te bese y contéstate tú mismo.
Vuelvo a sentir el roce de unos labios que creía perdidos. Besa como ella, sabe a ella. Todo es muy extraño. Verás -le digo-, parece que estaba soñando y todo me iba muy bien salvo que me faltabas tú. No tenía quién me abrazara como ahora cuando he despertado. Al menos no como tú. Antes, o sea, hace unos minutos, bueno, en la vida de mi pesadilla, no lograba que desaparecieses de mis sueños. Creo que es complicado de explicar. Eras como un fantasma que venía a visitarme cada noche alterando mi ritmo cardíaco hasta hacerme despertar. Trataba de mantener una conversación contigo y cuando mejor estábamos desaparecías como envuelta en una nube. De verdad, era demasiado real para ser un sueño, pero supongo que debo tranquilizarme ahora que ha pasado.
Me levanto de la cama y voy a lavarme la cara. Necesito calmar la angustia. Vuelvo y estoy solo. La habitación está vacía y las sábanas no están arrugadas donde hace sólo un minuto estaba ella. No sé qué vida es la auténtica. Un sudor frío recorre mi cuerpo. Oigo un sonido de fondo. Se acerca. Cada vez lo escucho más claro y cercano. Tiro una bocanada de aire con un grito desgarrador ahogado en silencio y despierto. Es el teléfono sonando en la mesita. Estoy solo. ¿Qué es esto? ¿Quién está jugando conmigo? Todo era un sueño sobre un sueño. Cojo el teléfono. Es ella. La "ella" de mi vida y de mi sueño.
- Hola, perdón por llamarte a estas horas y por molestarte después de tanto tiempo, pero estaba soñando contigo y me he despertado de golpe...

Y es que Sucede Que Hoy soñé que vivía una vida soñada...

2 comentarios :

Anónimo | 21:26

que dificil se hace en algunos momentos distinguir lo vivido de lo soñado, y como nos gustaria en algunas ocasiones que fuera a la inversa de lo real. Y descubrir que es un sueño, tan sólo un sueño y que la realidad te espera la dura y normalmente cruel realidad ¿no? por eso son sueños, porque son buenos, sino serían pesadillas y la realidad la dulce y buena realidad.

Pablo Martín Lozano | 01:41

Hola Ana. Es cierto que en ocasiones se torna complicado distinguir el sueño de la realidad, discernir tu vida de la de ese alguien que se divierte a tu costa mientras duermes. El caso es que por nada del mundo cambiaría la sensación de un sueño agradable; tal vez sólo la cara de tonto que se te queda al despertar y darte cuenta de que no era real.