Una Mañana De Cine

El sol se desperazaba entre sábanas en aquella temprana hora mientras la noche, cansada de ver lo mismo, comenzaba su viaje de oscuridad y frío hacia otras tierras. La ciudad dormía y apenas el sonido de algún coche resonaba entre las calles habitadas de silencio y soledad. Pocos madrugadores aquel día gris de principios de diciembre. Con la calefacción a toda potencia tratando de caldear el ambiente del habitáculo del coche, al tiempo que el limpiaparabrisas luchaba con esmero contra la escarcha del cristal, seguía el camino que me marcaban las luces. El día comenzaba entonces para mí y para algún que otro descerebrado más que compartía la misma locura que yo; empezar la jornada a remojo trazando unos largos en la piscina. En apenas tres minutos recorrí la escasa distancia que separaba mi casa del gimnasio y, una vez entré en el enorme complejo de ocio en el que se encontraba el recinto deportivo, contemplé asombrado la quietud y soledad de un lugar por el que apenas tres horas después circularían cientos y cientos de personas en todas direcciones. De compras, al cine, a comer, a trabajar, a divertirse, a pasear... Sin embargo ahora la escena me recordaba a la típica secuencia de película del oeste en la que se abre una vasta extensión de terreno y un amasijo de ramas secas y filamentos vegetales sin vida atraviesa de parte a parte la ventana. Pero aquellas escenas estaban reinadas por el sol y aquí, en mi propia película de aquella mañana, aunque sin fuerza, la luna todavía brillaba en lo alto. Pronto me di cuenta del hilo musical que salía por los altavoces repartidos a lo largo y ancho del complejo, ocultos a los ojos de la gente. Parecía la banda sonora de una película de terror, que se veía reforzada por la solitud y la poca luz de la escena. En cualquier momento podría aparecer el asesino y, sin embargo, me parecía un lugar idóneo para el encuentro. Imaginé que en aquella película particular no había malos y la persona que de pronto aparecería de la nada eras tú. Que la música entonces cambiaba y los compases de un tema de amor comenzaban a sonar. Que tú venías corriendo y de un salto me abrazabas con fogosidad. Que tus labios y los míos se enlazaban en un beso sin final. Pero el cartel que anunciaba el final de la película apareció antes de que se comenzara a rodar.

Y es que Sucede Que Hoy recordé la escena...

6 comentarios :

Unknown | 23:13

Hey, el relato de hoy me ha encantado, pero ¿hoy no apareció la chica?

La verdad es que me pasa una cosa con los libros. Normalmente tengo dificultades para concentrarme y leer del tirón sin ninguna distracción (aunque no existan a mi alrededor, son creadas la mayor parte del tiempo por mi mente). Normalmente al leer, estoy pensando en algo más a la vez. Tiene que ser muy bueno el libro para que esté concentrada en eso sólo.

He de decirte que no todos tus relatos los he leido estando concentrada sólo en el texto. Aunque más de uno sí.

Pero el de hoy me lo he leido de un tirón sin pensar en otra cosa.

P.D. Que críticas más raras las mías ^^

Anónimo | 23:31

Y es que sucede que hoy por casualidad te encontré y puse tu link en mi blog para no dejar de visitarte.

Besos. Inma

Pablo Martín Lozano | 05:20

Hola Inma, encantado de recibirte en mi espacio. Puedes quedarte en él todo el tiempo que desees. Yo lo haré en el tuyo.

Saludos y bienvenida.

Anónimo | 05:49

Buenas noches o mejor dicho buenos días para ti, soy Chilena, no se si sabras donde keda Chile jajaja!! pero es en latinoámerica, me llamo la atención tu curriculum colega, porque yo tambié soy estudiante de periodismo...

Interesante tu blog, me agrado.

Saludos desde Antofagasta, II región, Chile (por si te interesa saber donde queda jeje!! es el fin del mundo apunto de caerme del mapa)

Adios.

Pablo Martín Lozano | 22:43

Hola Elena, después de unos problemas para publicar tu comentario...al fin he podido. Me contento con saber que en algún relato al menos he conseguido captar toda tu atención. Me alegro de que te haya gustado y no, no apareció.

Saludos y gracias por el comentario.

Pablo Martín Lozano | 22:45

Hola Mildred, claro que sé donde está Chile, la aclaración era totalmente prescindible, aunque gracias por el interés. ¿Todavía hay gente que no sabe situar Chile en un mapa?
Así que compañera (o futura) de profesión, me alegro, como también me alegro de que te haya gustado mi rincón.

Saludos y bienvenida.