Por Debajo Del Pupitre

Recuerdo cuánto me gustaba descubrirte al otro lado del cristal de la ventana de tu clase mientras jugabas distraída con el lápiz sin hacerle caso al profesor. Tu falda a cuadros, tu polo blanco, la coleta alta, lisa y larga con la que te divertías inconscientemente enroscándola en tus dedos. Podía pasar tardes enteras observándote dibujar corazones atravesados por flechas en el margen de las hojas de tu libreta a doble raya, esperando el momento de que cruzaras las piernas por debajo del pupitre y un centímetro de tu piel se dejara ver por la franja desnuda entre la falda y las medias por encima de la rodilla. Cuando llevabas demasiado tiempo sin moverte de aquella manera ingeniaba la forma de lanzarte algo desde el otro lado del estrecho claustro al que también daba mi ventana, para así provocar tu movimiento. Pero siempre terminaba por vencerme el miedo a que miraras hacia desde donde yo te observaba. Recuerdo lo mal que lo pasaba los días en que el profesor me castigaba de pie junto a la pizarra por desatender sus explicaciones. No me importaba el ridículo de sentirme observado por el resto de compañeros, ni el cansancio de aquellas interminables horas en mis piernas, ni siquiera la charla que me esperaba siempre después de que el timbre anunciara el final de la clase. Mi mayor pesar era que desde aquel ángulo no lograba verte. Ese fue siempre mi verdadero castigo. Y entre tardes de castigos y recreos escondidos de los ojos del mundo a nuestro alrededor, nos iniciamos en secreto en aquel maravilloso mundo que empezaba a cobrar sentido unido a la palabra amor.

Y es que Sucede Que Hoy volví a los años de escuela...

6 comentarios :

Quetzal | 06:28

QUE LINDO!!
Recuerdo que hace pocos días alguien me contaba de su primer "amor", y de que no había mejor cosa que solo tomarse de la mano y aprertarla... :)
un beso

Pablo Martín Lozano | 08:08

Hola Quetzal, precisamente yo quise ponerme en la piel de ese niño que empieza a despertar y conoce el amor por primera vez...

Un beso! y Gracias.

Lamas | 01:32

Bonita historia de colegio... Sólo hay una frase que no me acaba de sonar bien: "Pero siempre terminaba por vencerme el miedo a que miraras hacia *desde donde* yo te observaba.

Besiños!

Pablo Martín Lozano | 02:43

Hola Lamas, muchas gracias!
Fue la frase de la discordia y finalmente opté por remarcar esa forma del "desde", aunque sonoramente no sea del todo ajustada. Historia de colegio...de inicios, de primeros encuentros con el amor.

Besos!

Encarni | 21:34

Esa es la forma más pura de quererse, la que solo pueden ofrecer el alma inocente de los niños. Quién volviera a la infancia...

Un besote.

Pablo Martín Lozano | 22:21

Y como yo creo en el amor puro, aunque actualizado, volví a la infancia para recrear una escena ficticia.

Yo no sé si volvería a la infancia...
No porque no fuera bonita, sino porque "que me quiten lo bailao".

Un beso!