"Roma, non Basta una Vita"

Doce horas de sueño en cuatro días no deben ser suficientes para un cuerpo que sin embargo no se rinde ante las órdenes de mi cabeza. Creo que se merece un descanso, necesario por otra parte. Llega un momento en que las piernas caminan solas hacia la nada, movidas por un mandato invisible del que ni siquiera creo ser dueño. Supongo que ser conscientes de que están pisando tierras eternas les da cierta vida propia. Aun así, el cansancio se hace notar entre jornadas de casi veinte horas yendo de aquí a allá, medio trotando entre adoquines y calles empedradas. Ahora que lo pienso y lo recuerdo, creo que hubiese sido capaz de soportar incluso el mismo ritmo aun portando una mochila llena de piedras a la espalda; cuando el recorrido lo merece, la ilusión y el sentimiento de estar reviviendo la historia te da alas y un extra de fuerza sin el que resultaría complicado sobrevivir en estos casos.

En fin, fuera de ser un suplicio, por supuesto que mi estancia en Roma ha sido una maravilla, un sueño hecho realidad del que despertaré cuando asimile todo lo que he experimentado, sabiendo además todo lo que me queda por vivir allí, en uno de mis futuros regresos; sé que lo haré, quedan cosas por hacer y además el embrujo de Trevi -moneda incluida- invadió mi espíritu.

De vuelta en el avión, mientras repasaba cada uno de los momentos vividos en ese lugar del que me estaba alejando, he caído en la cuenta de que realizar ese ejercicio no era sino una especie de martirio. Y me explico. Pienso que para disfrutar realmente de las cosas -y siento ser tan abstracto- lo mejor que se puede hacer es dejarse impregnar por ellas, olvidarse del análisis y simplemente abrir bien los sentidos y el alma para que todo tu ser se vea envuelto en ellas. Así que, si todo mi viaje quedara resumido en una mera lista de acciones, sería reducir enormemente -y cruelmente- un cúmulo de experiencias, vivencias y situaciones a un papel, que realmente no sería un reflejo fiel de todo lo vivido. Además, creo que cuando haces el esfuerzo de ir recolocando cada recuerdo en su lugar y ordenas las imágenes, lo que estás haciendo realmente es hacer hueco en la memoria e ir almacenando allí las vivencias como cajas de cartón apiladas. Aun es pronto para eso. Todavía guardo la esencia de Roma en mi retina, mi ropa sigue portando el perfume de su aire, mi cuerpo continua caminando entre sus calles y mis ojos todavía creen admirar su belleza. Roma empapa y lo hace sin piedad.

El hechizo de su historia y de sus formas ha calado en mi interior y permanezco absorto ante la grandeza de la Città Eterna. No me atrevo a abrir los ojos por si su recuerdo se pierde al abrirlos. Bueno, realmente no me atrevo a abrir los ojos por si todo lo que he vivido en estos días no ha sido más que un sueño. Así que, con vuestro permiso, continuo soñando...

Y es que Sucede Que Hoy comprendí el "Roma, non basta una vita"...

6 comentarios :

Anónimo | 01:02

Supongo q una vitta nos habrá costado a nosotros, los que no hemos podido contemplar aún sus maravillas, haber tenido que esperarte sentados mientras tus piernas no paraban de caminar. Te repito que se te exa de menos....y así creo q habrá sido,no solo por mi parte....yo ahora si que cerraré los ojos....después de estar esperando "adrede" a que escribieras estas pokitas palabras sobre tu viaje a la ciudad eterna.....

Por cierto, ya tienes la dirección tan ansiosamente buscada:P....ya sabes lo que te toca hacer a ti ahora............. gracias x el detallazo................OE

Pablo Martín Lozano | 01:19

"Falsa anónima" gracias por esperar y por regalar ese cariño al decir que se me ha echado de menos. Eso quiere decir mucho y es gratificante.
Gracias a ti y a todos los que opinan como tú.
Ese detallazo lo hubiese sido más de haber sabido la dirección completa a tiempo. Pero dicen que lo que importa es la intención, ¿no?.
Besos. OE

Daniel Lozano | 14:30

Me alegro de que tu viaje a la ciudad eterna haya sido tan maraviloso. Ciertamente me daba un poco de envidia, ya que es un lugar al que tengo especial cariño y del que conservo buenos recuerdos. Creo que estaría bien que en alguna ocasión pudiesemos hacer ese viaje los dos (y l@s que se sumasen, jeje).
Pues nada ahora toca descansar y reponer el sueño.
Un abrazo

Anónimo | 15:55

Promteo escribirte, ¿cuándo? no lo sé ni yo. Ahora he retomado el curso después de estas ansiadas vacaciones.

Llevas razón. Muchas veces estropeamos la realidad queriendola encasillarla en palabras que son la cárcel de aquello que se experimenta.

Roma es un claro ejemplo de esa experiencia de "encarcelar la realidad".

Me atrevo a darte un consejo: Descansa ya que tienes mucho por delante y el cuerpo es débil. Aunque Roma bien vale miles de trasnochadas.

Bueno prometo un email, además casi mejor, aunque eso no quita que deje mi "huella" por este blog en el que sucede que hoy, al igual que siempre, siempre ocurre algo nuevo, distinto y real -en contra de los que ven la realidad desde la monotonía-

Gracias. Ánimo que cada día que escribes sigues prometiendo.

Pablo Martín Lozano | 16:27

DANI: Ese viaje del que hablas, para cuando quieras. Volvería una y mil veces allí. Ahora me toca descansar, pero pronto estaré dispuesto.
Un abrazo.

"Yo mismo": Estoy con lo de descansar, descuida. Aunque no quisiera sería inevitable.
Por descontado que seguiré recibiendo gustoso tus "huellas" por aquí.
Un abrazo.

Anónimo | 22:23

Pues esta tarde he leído 23 hs 59´59´´. La verdad es que si nos diesen esa noticia, nos quedaríamos "helados", pero aquí si que tenemos diferente opinión. Yo no me iría a la soledad, al contrario, intentaría hacer todo el bien, que por pereza o egoísmo, he dejado de hacer a las personas que me han rodeado en los años de mi vida.

Haría el bien hasta el punto de que en mi tumba pudiesen poner de verdad: Descanse en paz.

Una vez que vacíase mi vida haciendo el bien, y eso es dar todo el amor que fuese capaz, si que podría conseguir ese descanso que el espíritu necesita al descansar en Aquel por el que ha suspirado.

no se distintos puntos de vista.

Pero la calidad literaria de tu reflexión sigue dejando el listón alto, bien alto.