Estaba Porque Estabas

Fue desde que intuí tus pasos acercándose inevitablemente desde el fondo del pasillo, cuando comencé a percibir tu perfume de lejos y entendí que ya iba a ser imposible escapar de tu hechizo. Minutos antes te había buscado entre las muchas nucas que podía ver desde el fondo de la sala repleta de gente y finalmente había dado con la que sin duda era la tuya. Aquella melena lisa y clara me resultó familiar y reconocible al instante. Y desde entonces la charla que estaba siguiendo dejó de tener sentido porque tú se lo robaste. Ahora sólo me importaba observarte desde atrás, con los ojos entornados del espía y el extraño placer de ver sin ser visto del más sutil de los voyeur. Pese a la distancia que me separaba de ti empecé entonces a percibirte cerca; tu olor, tu respiración, tu aura mágica. Palpé el aire que removías al apartarte el pelo de la cara o simplemente mientras movías tus manos para escribir. Me apoderé de ti porque desde el instante en que te advertí entre la multitud sólo fuiste para mí. Sustraje hasta el último gramo de tu alma para hacerlo mío mientras durara el encuentro. Y mi presencia allí cobró todo el sentido que hasta entonces no había tenido. Estaba porque estabas. Y cuando mi cuerpo te sabe en algún lugar, me arrastra con una fuerza invisible hasta allí para provocar el choque con tus ojos. Y sucedió. Y lo hizo envuelto en la magia de un reencuentro inesperado, pero certero. Después palabras, miradas, despedida acelerada y esquiva por evitar caer en el pensamiento de que dejaba de verte hasta no sabía cuándo. Y entonces el hechizo, el embrujo. Un encantamiento del que todavía no he despertado y del que espero no hacerlo al menos de momento. Te reservo la noche en mi memoria. Un hueco imaginario entre mis sábanas que sé que no ocuparás. Pero hace tiempo que aprendí a soñar. A soñar contigo. Y descubrí que todo era cuestión de creer y esperar.

Y es que Sucede Que Hoy resurgió el hechizo con tu mirada...

2 comentarios :

Anónimo | 22:20

Cuando lo he leido he deseado ser ella, ser el motivo de tus pensamientos, la causa de tus palabras, el origen de esa gran cascada de sensaciones.
Deberiamos desnudar nuestro corazón más a menudo, no crees?
Isabel.

Pablo Martín Lozano | 22:29

Hola Isabel. Me alegro mucho de que hayas sentido todo eso porque es lo que quise transmitir. Estoy completamente de acuerdo en que deberíamos desnudar nuestro corazón más a menudo. Es un ejercicio tan complicado como beneficioso y placentero cuando se convierte en filosofía de vida.

Besos y gracias por tus palabras.