La Ventana Indiscreta

Todas y cada una de las noches del último año, me acostaba y me levantaba viendo lo mismo a través de mi ventana. Aquella casa vacía y sin vida, de paredes frías, solitaria. Nunca nadie la había ocupado desde su construcción, apenas tres años atrás y, aunque durante un tiempo el cartel que anunciaba su venta colgaba de la puerta de acceso a la propiedad, ya hacía varios meses que había desaparecido. Recuerdo aquel día a la perfección. Volvía a casa tarde y, al llegar, me percaté de la ausencia de aquella lámina metálica de color verde en la que figuraba el teléfono de la inmobiliaria. La excitación se apoderaba de mí conforme me preguntaba cómo serían los nuevos vecinos. Imaginaba una familia, no sé, tal vez de cuatro o cinco miembros, llegada allí con motivo del traslado por el cual, el padre de familia debía liderar una nueva sede de alguna famosa multinacional recién inaugurada en la ciudad. Aunque a decir verdad, lo mismo podía ser aquella familia como otra que, después de vender todas las posesiones e invertir todos los ahorros, por fin habían adquirido la casa de sus sueños. Pero el caso es que ambas familias, incluso cualquier variante que se me pudiera ocurrir, compartían el hecho de contar entre sus miembros con una preciosa chica que rondaba los veinte años de edad y a la que, curiosamente, asignaban la habitación cuya ventana enfrentaba directamente a la mía. Esa misma que durante más de dos años había contemplado cada noche con la esperanza de ver el reflejo de una luz, o la sombra de unas manos sobre la pared, o unos ojos perdidos oteando el horizonte. Desde aquel instante nunca más vería cómo mis ilusiones eran devueltas en forma de persiana cerrada y oscuridad total, de silencio y soledad al otro lado de aquel cristal. Imaginaba el momento de las presentaciones, una cena de bienvenida, coincidir alguna noche al sacar a pasear al perro, compartir miradas en la distancia a través de las ventanas, observarte regar los preciosos geranios rojos con los que habías adornado tu balcón, o lanzarte mensajes secretos a través de aviones de papel directos a tu habitación. Imaginaba que podía intuir tu figura entre las finas láminas de la mallorquina, o a través de la suave tela de tus cortinas. Escucharte cantar, observarte estudiar, leer, bailar. Convertirme en un espía indiscreto a través de tu ventana, o quizás observarte detenidamente mientras te tumbabas al sol en el jardín, o tomabas el baño en la piscina que alcanzaba a ver sentado desde mi propia habitación . Quién sabe si tal vez podría llegar a averiguar cuál era la visión de mi cuarto desde tu ventana... Salir cada mañana a la misma hora cada uno de su garaje, para dirigirnos a la facultad, o recurrir al viejo truco de la sal cuando llevara varios días sin poderte contemplar. Y llegar a ser capaz de escribir tus memorias sin más conocimiento de ti, que el que me permitía intuir el pequeño mundo que se divisaba a través de tu ventana. Pero desgraciadamente el tiempo pasa y aún sin cartel, nadie habita en el interior de aquella casa, ni la figura de ninguna joven se escudriña a través de la ventana cerrada que observo cada noche y día.

Y es que Sucede Que Hoy quise imaginar a mi potencial vecina...

11 comentarios :

juancarlos | 07:19

solo he leido este texto y me has ganado como lector...jajaja.Contando la hora que es leere mas mañana y si es como este seguro que me encantara.
Buen blog
un saludo!

Pablo Martín Lozano | 11:35

Hola Juan Carlos, bienvenido y gracias por comentar. Espero que el resto de artículos sean de tu agrado y te quedes el tiempo que desees por aquí.

Saludos.

Mara | 13:46

lo de la vecina cañon es todo un mito erótico! jeje, me ha gustado mucho el relato... ¿tendrás en realidad una de esas?? besitos!

Lunettas | 15:54

Eres como la miel para nosotros, nos envuelves con tus letras ... nos haces adictos a ellas.
Hermosisimo post, pero esto ya es de orden.

Besos

Lunettas *_~

P.s Nunca dejes de mirar, que algún día abrirán esa ventana, pero quizas tu ya no puedas contemplarla.

Anónimo | 16:02

Piensa e imagínala mucho, mucho, mucho... y quien sabe, algún día, se materialice. ^.^

Besos desde muy lejos...

Anónimo | 16:35

Hola Pablo…

Los románticos como nosotros siempre estamos llenos de esperanza…bien dicen que la esperanza es el sueño de quienes estamos despiertos…
Somos intensos como un día me dijiste…

Hermosísimo...

Un beso y un fuerte abrazo

Pablo Martín Lozano | 18:06

Mara: La verdad es que es todo un mito sí, ya el propio título y la esencia del post, pero créeme, después de casi tres años viendo lo mismo cada mañana...tuve que imaginar lo que todavía no he podido ver.
Gracias y besos!

Lunettas: Gracias compañera de letras! Qué bonito lo que me dices. De todas formas tranquila, es una adicción sana y fácil de curar, jeje. Nunca dejaré de mirar.
Besos!

Michele: El universo escucha y los pensamientos acaban por tomar forma si se saben formular. Escucho tu consejo y lo pondré en prueba. Gracias!
Besos igual de lejanos.

Carolina: Intensos, románticos y esperanzados. No hay manera de vivir mejor. Lo de romántico va de sierie, como el hecho de tener esperanza, pero lo de vivir intensamente es algo que se aprende poco a poco. Gracias por recordármelo!
Besos!

Anónimo | 23:10

Hola Pablo, lo bueno de leerte es que creemos reconcer algo de nosotros mismos en tus textos o quizá lo que nos gustaría que sucediera. En este caso fue real y como decidiste no seguir con la historia no se que tan parecida sea, en la mía despue sigue una despedida, un rencuentro y una que otra locura... espero que aun no se acabe. Y por cierto, platicare con mis padres.... ¿Donde vives exactamente?.

UN BESO
Marlene

Pablo Martín Lozano | 23:18

Hola Marlene. Me encanta la idea de que cada cual se vea reflejado en lo que escribo. Normalmente suelen ser cosas que le pueden pasar a cualquiera y de ahí esa implicación. De todas formas tu caso es especial, porque parece que mis textos sean un relato de tu vida, por lo que veo, jeje. Y por último...respondiendo a tu pregunta, vivo en Valencia, España, pero ni se te ocurra planear un viaje sólo por conocerme! Ni que estuviéramos a la vuelta de la esquina...jeje.

Besos y gracias por comentar.

Anónimo | 11:12

Tus post habitualmente me dejan con una sonrisa, o con cierta tristeza por un final que nada tiene que ver con los cuentos de hadas. Pero hoy fue una risa lo que salió de mi al terminar de leer.

¿Quién no ha soñado jamás con esa vecina o ese vecino nuevo que llega? Todos esperamos que sea de nuestra edad, interesante, guapo...

Ya no esperamos al principe azul, ahora al vecino atractivo, jaja.

Espero que llegue pronto una vecina de tu agrado para que no tengas que seguir imaginandola.

Besos.

Pablo Martín Lozano | 23:47

Eso, eso Encarni, que llegue pronto, jeje. Es cierto, traté de retratar el nuevo mito; como dices...se acabó el mandato del príncipe azul, ahora es el vecino/a de enfrente quien se lleva la mayoría de las fantasías. Me alegro de que no todo sean lágrimas con mis letras.

Besos!