Atascada Entre Lágrimas

El atasco resultaba desesperante en aquel tramo de la ciudad en obras y mi estado de nerviosismo aumentaba conforme veía pasar los minutos en el reloj. Cada vez quedaba menos para la hora en la que debía presentarme en el trabajo y justo era mi primer día. Había salido con tiempo de casa para tratar de evitar lo que precisamente me estaba resultando imposible de evitar. Durante varios minutos fui espectador impaciente del cambio de secuencia lumínica del mismo semáforo sin llegar a avanzar ni un solo centímetro. Ahora rojo, ahora verde, ámbar y otra vez en rojo. El calor asfixiante, el claxon de los coches, el polvo de las obras colindantes y la cuenta atrás en el reloj, agravaban la escena. De nuevo el semáforo en verde y parecía que esta vez iba a poder desplazarme un par de metros al menos, mientras la fila de coches del carril de mi derecha permanecía estática. Aquello me vino bien para distraerme observando a los ocupantes de los nuevos vehículos de mi lado, después de haber memorizado a la perfección la ropa, gestos, cara, complementos y hasta tics de los que antes permanecían cerca de mí. Pero pronto fue el otro carril el que avanzó unos pocos metros, hasta que de nuevo el semáforo cambió y el coche que se detuvo a mi derecha resultó estar ocupado por una chica joven, morena de piel y cabello, con unos ojos preciosos, pero bañados en lágrimas. Se me encogió el corazón al ver con qué amargura y qué pesar lloraba desconsolada en el interior de su coche. Iba sola, sin nadie que pudiera calmarle, sin la compañía de algún alma que tratara de consolarle. Yo era la persona más próxima a ella en aquel instante y me llené de rabia e impotencia por no poder ayudarle. Tal vez había tenido una discusión, una mala noticia por teléfono, un encuentro indeseado, un recuerdo doloroso y mal tapiado... Lo único que sabía era que en aquel instante estaba sufriendo demasiado. Y se me estremeció el alma sin saber el motivo ni conocer a aquella chica, pues sin ser consciente de la causa, sí lo era de cómo se siente uno en un momento así y no encuentra un hombro cerca para apoyarse. A sólo metro y medio de mí, a dos ventanas de distancia, seguía derramando lágrimas que rodaban por su cara hasta la barbilla, donde se producía el gran salto al vacío que finalizaba en sus piernas. Con las manos se frotaba los ojos, pero resultaba inútil ante el caudaloso fluir de lágrimas saladas. El semáforo volvió a cambiar a verde y desganada introdujo la primera marcha y, justo en el momento antes de avanzar, se giró hacia mí con el sofoco apesadumbrado de aquel incesante lloro. Me descubrió mirándole con cara de auténtica pena y lo único que pude hacer fue regalarle una sonrisa de compasión. No esperaba su reacción, al menos no su buena reacción, pero lo cierto es que, al verme dibujar aquella tímida sonrisa, copió mi gesto y, asintiendo lentamente con la cabeza, pude leer en sus labios un "gracias" que me llenó de calma.

Y es que Sucede Que Hoy te vi desconsolada y sufrí...

13 comentarios :

Anónimo | 00:46

Ojalá hubiesen más personas que sonrieran y endulzaran las lágrimas de los que lloran, pues sé lo desagradable que es llorar sin tener a nadie para consolarte cerca. Hoy esa sonrisa la he encontrado en lo que has escrito, gracias.

Anónimo | 03:58

Hola Pablo


Como quisiera que pasaras por mi ventana y me regalaras esa hermosa sonrisa que debe de tener alguien tan lindo como tu...deseguro tu sabes ya esto...pero logras enamorar con tus palabras a distancia...El romantisismo se siente en cada frase, envuelve el lugar en donde me encuentro con una fragancia de tranquilidad.

Que afortunada me siento de haber enontrado a una persona como tu...y lo digo ya que tu espacio es una forma de estar cerca...

Gracias por hacerme pasar hermosos momentos atravez del viaje por tus letras y tu alma...


Un beso y un enorme abrazo!!

Mara | 10:20

qué bonito pablo... a mi eso me pasó una vez. Las circunstacias me hicieron no poder aguantar y llorar ya en el coche de camino a casa. Hubiera dado la vida por una sonrisa como esa. Besitos

Rosa | 16:14

Es precioso, como todo lo que escribes, he podido imaginar perfectamente la angustia de la chica y esa sensacion de consuelo al ver tu sonrisa. Por desgracia las lagrimas me acompañan a menudo ultimamente, y una de las razones por las que cada dia te leo, es porque aunque no fisicamente, al menos de alguna manera espiritual tus palabras son para mi como el mayor de los abrazos para consolarme. Eres maravilloso.
Un beso.

Pablo Martín Lozano | 20:36

Noelia: Me alegro de que hayas encontrado esa sonrisa en mi relato y gracias a ti por comentar.
Besos.

Carolina: Tengo demasiadas cosas que agradecer de tu comentario, pero sin duda me quedo lo de "logras enamorar con tus palabras a distancia". Afortunado yo cuando recibo cada día vuestros comentarios. Es cierto, trascendemos las distancias físicas a través de las palabras. Muchas gracias por todo lo que dices.
Besos.

Mara: Tal vez me sintiera agusto escribiendo anoche este post porque yo también sé lo que es empapar la tapiceria del coche con lágrimas. Tal vez en aquel instante hubiese deseado ese gesto de alguien, así que me vi casi obligado a hacerlo yo. Gracias!
Besos.

Rosa: Mil gracias por todo lo que dices. Me encanta la idea de ese abrazo en la distancia que pueda calmar/consolar tu agitado estado interior. Todo pasa y de eso puedes estar segura. Maravillosos todos los que como tú, comentáis. Gracias.
Besos.

Anónimo | 11:04

Tengo que confesar que a veces yo también me siento delante del ordenador con los ojos llenos de lágrimas, entro en tu blog buscando tus palabras para que aparten de mi mente todo aquello que me perturba en ese instante. En ocasiones me identifico más y otras menos, pero tus palabras me envuelven tanto que a veces siento como tus brazos me rodean para que no me sienta sola y pueda llorar y asi desalojar de mi toda esa pena que me invade en los momentos difíciles.

Entonces me doy cuenta de lo afortunada que soy, tengo la enorme suerte de poder abrir esta ventanita y encontrarte cada vez que lo necesito.

GRACIAS por todas esas veces que aún sin saberlo me has ayudado tanto.

Besos.

Pablo Martín Lozano | 23:44

Gracias a ti por entrar cada vez que te sientes sola o desanimada y buscar apoyo en mis letras. Parece raro, pero me resulta tremendamente reconfortante saber eso. Mis brazos están encantados de abrazar aunque sea en la distancia y ofrecer toda la ayuda que puedan prestar a través de letras...
Afortunado yo de recibir tanto cariño y apoyo por vuestra parte.

Besos.

Anónimo | 22:41

Eres un lindo ,casi me haces llorar a mi tambien.

Lo de donde vives fue un mal chiste por aquello de la vecina, de cualquier forma en mis planes esta ir a vivir unos cuantos meses a España pero para eso todavia falta.

Un besote
Marlene

Pablo Martín Lozano | 22:59

Hola Marlene. Siento que no entendiera el chiste en el momento! Seguro que te gusta la experiencia de vivir aquí en España, tú deséalo que al final todo se cumple.
Siento, pero no siento, haberte hecho casi llorar (significa que penetraste a fondo en mis letras).

Besos!

Anónimo | 14:54

Me ha costado pero al fin he encontrado un huequecito para dejar unas pokitas palabras...qué historia más veraz,qué momentos más amargos y sobretodo cuando, en efecto, no hay nadie al otro lado sobre el que apoyar tu cabeza y poder derramar con trankilidad tus lágrimas;si me pongo en situación a mi tb me encantaría que en esos momentos en que no kieres q nadie te vea llorar,que kisieras desaparecer de la Tierra, aún así el que tienes en el coche de al lado que ni te conoce ni sabe ciertamente lo que te ocurre te regalara sin pedir nada a cambio una dulce y alentadora sonrisa...gracias a esa poca gente que queda en este mundo...

He perdido práctica, ya me iré cogiendo de nuevo...OE

Pablo Martín Lozano | 20:54

Hola "Anónima", cuánto se te ha echado de menos por aquí. Creo que a todos nos gustaría un gesto así; yo sentí la necesidad de regalarlo, tal vez sin saberlo su mente, su corazón me lo estaba pidiendo a gritos. Daño no pudo hacerle y a mí en cambio me llenó de paz.

Gracias por comentar de nuevo. Espero que cojas esa práctica perdida que dices.

Besos! Oe.

Anónimo | 14:06

Hola Pablo, siento la necesisdad de comentarte algo que me inquieta, leo tu blog de continuo, pero no opino por escrito, por muchas razones, eres un maestro de la lírica y con ello encandilas. Hablas de pasiones, de sentimientos fuertes y casi siempre de experiencias pequeñas y cotidianas que con tus palabras engrandeces, como puede ser ver una mujer que te atrae, que le puede ocurrir a cualquiera pero cuando te ocurre a tí lo envuelves en un halo de fantasia de magia, de poesia, y aunque es apasionante, y hermoso, cuesta diferenciar de todo eso lo que de verdad sientes tu, que supongo como ser humano odiaras igual que amas y estaras irritado y aburrido, la vida son altibajos, es que todo lo maravilloso que eres destaque por lo que no es tan maravilloso, hay una parte de ti que escondes en tus escritos, que escondes de tí, y no te juzgo por que creo que lo hacemos todos y que al fin y al cabo casi intentamos convencernos de que realmente podemos ser maravillosos siempre, pero te conviertes en algo fugaz, como una canción, en tanto tiempo como he estado leyendo tu blog no me pareces alguien real, no puede ser, este blog es como una ventana a tu lado más dulce, más soñador, más fascinante.
Por favor no te tomes esto como una ofensa creo que eres de las pocas personas que tienen algo que ofrecer y quiza esta reflexión sea solo fruto del desengaño con lo ideal, con lo mavaravilloso de tus escritos, no contra tí, comprendes...
Esta claro que escribes para enamorar, todos los que opinan son mujeres...coincidencia... las mujeres mas que los hombres estan hechas y vivien de sentimientos y de la necesidad de expresarlos, a diferncia del hombre que le cuesta expresarlos como modo de alivio, tu hablas continuamente de sentimientos apasionados envueltos en cotidianidad, por eso las mujeres se sienten identificadas y comprendidas en tu forma de expresarte.

Pablo Martín Lozano | 18:17

Hola Anónimo y muchísimas gracias por tu sesudo comentario. Me parece genial leer de vez en cuando algo así que contrarreste con el resto de comentarios más del tipo "qué bonito".
Me parece una reflexión muy buena la que ofreces, aunque es cierto que no sé muy bien cómo contestártela. Seguramente habrá cosas de mí que no gusten a la gente -la verdad es que no tengo muchos enemigos y si hay algo que odio es tener roce con alguien- y lo más probable es que haya hasta quien me odie. La humanidad es así, es lo grande de vivir en sociedad, no siempre puedes caer bien.
Tienes razón con lo de que comentan mujeres, es algo que me sorprende, pues si me permites decirte algo, no escribo para enamorar como dices, simplemente traslado al papel el cúmulo de sentimientos que se remueven por mi interior a diario. Es un desahogo, una forma de explayarme y derrochar mediante letras un conjunto de sensaciones y vivencias.
Lo de que no te parezco real, puede ser comprensible, por más que lo intentara jamás lograría que la gente me conociese sólo a través de mis escritos y tampoco es mi intención. Todo comenzó como una plataforma en la que desahogarme yo mismo, donde descargar el remolino de situaciones y sentimientos que me ocurrían a diario, sólo que ha ido adquiriendo una dimensión a la que me costó acostumbrarme. Por lo tanto no es que esconda ninguna parte de mí en los escritos, sino que donde mejor me siento y mejor me desenvuelvo es los temas del amor, de los encuentros, de las sensaciones, del despecho incluso y es ahí donde me quedo más a gusto y por tanto exploto. Ojalá tuviera la oportunidad de conocer en persona a todo el mundo que me lee, a ti por ejemplo, para que te construyeras una opinión "real" de mí, aunque, si te sirve de algo, te diré que no distaría mucho de la que te puedes formar al leerme cada día. A veces y en tono de broma me dicen "que ya no quedan hombres como yo" y no es que tenga delirios de grandeza o cierta soberbia, es que realmente soy así, a veces siento que mis intereses, mis motivaciones, mis sentimientos...poco tienen que ver con los de mi alrededor. Tal vez tenga una sensibilidad más despierta o, al menos, eso es lo que me dicen -estaría mal que me echara flores yo mismo-.
En fin, que vuelvo a agradecerte de veras tu comentario...y ojalá llegue el día en que tengamos la ocasión de conocernos y seas tú quien decida si soy "realmente" como en mis escritos o no.

Besos y gracias.