Cuando El Mundo Ya No Sea Mundo
De nuevo una pesadilla se adueñó de mis horas de descanso. De nuevo un sudor frío bajando por los costados de mi frente hasta empapar la almohada. De nuevo el sobresalto y la duda, el miedo y la desesperación. Esta vez era algo serio; tan real como la vida misma, tan irreal como la vida misma.
Sólo recuerdo que desperté inquieto, alterado, con las sábanas revueltas y el colchón empapado, no sé si de sudor o lágrimas. Debía llevar horas retorciéndome en la cama a juzgar por el estado en que se encontraba. Horas de angustia y horror al contemplar aquella retahíla de imágenes que se agolpaban en mi mente. Por esta vez no era yo el protagonista directo de la historia, sino que todo transcurría ante mis ojos, como en un documental proyectado en una gran pantalla de una enorme y fría estancia en la que me encontraba yo solo. Frente a mí, como si del último estreno taquillero se tratara, comenzaron a aparecer las imágenes del mundo al que me habían destinado como castigo a no recuerdo qué, narradas por la voz irónica de un presentador que no se dignaba a aparecer. Un lugar donde la gente pasaba hambre, los niños morían, había una extraña palabra llamada enfermedad, se escuchaban llantos y lamentos, las mujeres eran dilapidadas, la sociedad se dividía en ricos y pobres, tener o no tener se situaba por encima del ser o no ser, la gente vivía atada a un extraño aparato que portaban en sus muñecas, se afanaban en poseer y descuidaban el saber, se había perdido la fe hasta en la propia humanidad, se mataba, se robaba, se maldecía, se maltrataba. Un lugar oscuro, asfixiante y aterrador, donde las personas cada día se soportaban menos y comunicación era una palabra caída en desuso; donde guerras y desastres naturales eran la tónica habitual de cada día; donde el amor y la paz eran vestigios rasgados en la memoria de los más viejos. Un caos absoluto disfrazado de mundo.
En el momento en que la voz en off pronunciaba mi nombre de entre la lista de desafortunados que debían cumplir condena en aquella angustiosa cárcel, desperté con el corazón queriendo salir por el pecho, las sienes o los mismos ojos. Todo yo era latido. Giré la cabeza y vi la selva frondosa en la que un buen día, hace ya muchos años, amanecí junto a otras ciento diez personas que, al igual que yo, se sentían seres nuevos recién nacidos de entre la jungla. Estaba amaneciendo y ya había quien merodeaba por aquella vasta extensión sonriendo, feliz, renovado, vivo. Entonces respiré tranquilo, bebí un trago del agua que llenaba mi caparazón de coco y me volví a recostar para apurar los últimos instantes del crepúsculo.
Y es que Sucede Que Hoy quisiera creer que mi mundo no es así...
6 comentarios :
Claro que sí...impresionante como los demás...kien dijo q no me iba a gustar??...si es la pura realidad...hay q aceptarlo...extraños aparatos colgados de nuestras muñecas que no nos dejan respirar...extraños aparatos en nuestros bolsillos que no nos dejan desaparecer...solo cabe...en la mente de un "sabio"...llamar a todo lo que todos los días nos lleva de calle...."extraños aparatos"...pero ahí estas tú....dejando tu peculiar huella....los sabios no eran los mayores??....xq a ti aún te keda un tanto que crecer....aunq creo q demasiados darían lo que fuera xa cnseguir lo q tu ya tienes................................................................................................................OE...........SIEMPRE ME GUSTARÁN
Hola "Anónima". Me alegro de que te haya gustado también, lejos de ser un post centrado en el amor/desamor. Aunque ahora que lo pienso, tal vez en un mundo perfecto tampoco tendría lugar escribir sobre el desamor que posiblemente no existiría.
Hoy en día hay demasiados de esos "extraños aparatos" que de una manera o de otra, nos atan, nos cohíben, nos hacen vivir absortos. Nos creamos un mundo de cristal y acero aparte y olvidamos el verde y el marrón, el azul, la vida.
Me queda un largo camino por delante, es cierto; lo bueno es que soy consciente de que cada paso de ese camino es el que va formando el propio camino que queda, el que ha de marcarme la ruta que lleve al mejor destino.
Un beso fuerte. OE
Soy nueva en esto de los blog, pero queria decirte que admiro tu trabajo. Me encanta leer, y por casualidad descubri tu pagina, desde ese dia estoy enganchada. Yo soy como dice "Anónimo" una de esas personas que darian lo que fuera por conseguir lo que tu ya tienes, pues eso es un don. Te felicito de corazón. Enhorabuena!!! Y gracias por compartirlo.
Hola Rosa, gracias a ti por tus palabras y por dejar tu huella aquí.
No sé si hablar de don, pero lo que te aseguro es que ésto, como todo, se forja a base de trabajo y constancia.
El poder de la palabra es infinito y el día que descubres que con él puedes llegar a gente que después te lo agradece, entiendes que las letras son uno de los mejores acompañantes para el viaje de la vida.
Espero que disfrutes, pues. Y pásate cuando quieras; serás bienvenida.
Un beso.
Ojalá pudieramos cerrar los ojos, imaginar un mundo mejor y hacerlo eterno... Donde ningún niño se acostara jamás con hambre, donde no hubiera envidia, donde no hubiera traición, donde no se mataran animales por puro placer... un mundo donde nadie pisara a nadie para intentar llegar más lejos, sino ir de la mano para compartir la victoria y disfrutarla juntos... un mundo donde el respeto fuera un pilar básico.
Me encantaría hacer desaparecer esos "extraños aparatos" y asi la gente empezaría a darse cuenta de algo que tú me dijiste no hace mucho "los regalos de la vida se miden con otro tiempo; el del universo"
Es imposible estar más de acuerdo con tu última frase "quisiera creer que mi mundo no es así..."
Como siempre... maravilloso.
Mil besos
Ojalá algún día nuestros "ojalá" dejen de serlo, como deje de ser válida también la frase de "quisiera creer que mi mundo no es así...".
Veo que te sirvió la frase que te dije; la mantengo y siempre lo haré.
Gracias por seguir ahí.
Un beso.
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