El Cielo Quiso Fotografiar Nuestro Amor

Fue en una noche de olor a tierra mojada, a humedad, a silencios rotos por el estallido de truenos y relámpagos que iluminaban y daban ritmo a la intranquila oscuridad nocturna. Junto a mí, ocupando por completo mi lado de la cama, aferrada como cuando eras una niña inocente y hacías lo propio con tu muñeca de trapo, dormías al fin sintiéndote segura. Entretanto yo disfrutaba del sonido de las gotas de lluvia golpeando en la ventana y observando los caminos que trazaban mientras se deslizaban por el cristal. Agua pura y limpia que venía a llevarse lo malo, a renovar la atmósfera, a limpiar y sanar todos los males del planeta. Mi mano todavía no había parado de acariciar tu pelo desde que minutos atrás comenzara a hacerlo para calmar el miedo que desde siempre te producían las noches como aquella. Decidí parar para no despertarte y dejé mi mano apoyada en tu espalda para que, aún inconsciente, no te sintieras desprotegida y supieras que allí estaba. Incorporado en la cama, con la espalda apoyada en el gran cojín que colgaba de nuestro cabezal, veía pasar los minutos en el reloj que debía de sacarme de las sábanas apenas tres horas más tarde. En uno de aquellas interminables vueltas que completaban sin cesar las saetas, un relámpago refulgente iluminó por completo la habitación y me regaló una estampa de tus labios sobre la almohada, en un perfil que se dibujaba perfecto con la sábana al cuello. Fue un momento de luz entre la eterna oscuridad, un flash deslumbrante que vino en forma de regalo. Unas décimas de segundo que quisieron recordarme que allí estabas, compartiendo cama conmigo, pegada a mí, respirando profundamente dueña de un sueño tranquilo a mi lado, dejando huellas de tu aroma en mi almohada, siendo novia, amante y esposa a la vez, concediéndome una noche de pasión y magia, entregándote en corazón y alma. Fue como si el cielo hubiese querido fotografiar nuestro amor. Y a los pocos segundos, en no sé qué idioma, agradeció nuestra pose haciendo sonar su poderosa garganta con un trueno ensordecedor.

Y es que Sucede Que Hoy calmaría tu miedo en las noches de tormenta...

6 comentarios :

Anónimo | 14:28

Dios mio los pelos de punta!!!!!!!...nunk he vivido ninguno de tus escritos tanto como este....que grandiosa imaginación,que tremenda fotografia sacaría el cielo esa noche...no creo que haya nada mejor en el mundo que sentirse acogido,envuelto y sobre todo protegido por unos brazos que se desviven x aferrarse a ti creyéndote su salvación....espero llegar a sentirlo algún dia,pero prefiero verme en esa preciosa situación........................OE

Pablo Martín Lozano | 19:09

Hola "Anónima". Puedo asegurarte que al final del día intento sentirme orgulloso de lo que escribo -al menos satisfecho-, porque sino dejaría de hacerlo, pero recibir comentarios como el tuyo me dan un aire que no tiene precio.
Me alegro de que anoche consiguiera ponerte los pelos de punta. La fotografía fue realmente preciosa, sí. Al menos así la concebí.
Espero que tú sientas esos brazos que te protejan, porque sé que lo mereces, aunque tampoco lo valore quien debe hacerlo.

Un beso y, a partir de ahora, en las noches de tormenta, si no te sientes protegida acuérdate de mí.

cristina | 21:26

"Si alguna vez la vida te maltrata acuerdate de mi, que no se cansa de esperar aquel que no se cansa de mirarte". Yo he tenido mas de una vez esa sensación y es una de las mejores, te lo aseguro. Besitos. Ya queda menosssssss!!! :)

Pablo Martín Lozano | 21:46

Hola Cris! Hacía tiempo que no dejabas huella, pero ha valido la pena la espera. Hacía mucho tiempo que no leía esa cita y recordarla ha sido grato.
Me alegro de que seas experta en esa sensación, sé lo que se siente.
Un beso!

Anónimo | 01:42

Las tormentas son una buena excusa para que te abracen en las noches frias...

En esta noche de primavera loca, me hiciste recordar viejos momentos, en los que me sentí asi de segura en sus brazos.

Un día alguien me dijo "cuando te abrazo creo que lo hago para protegerte y enseguida me doy cuenta de que en realidad lo hago para sentir esa seguridad que solo tú me ofreces"

Estoy segura de que la abrazas para protegerla de su "miedo" pero también para sentir que está a tu lado y que no es un espejismo.

P.D: Las tormentas tienen su encanto, solo hay que encontrarselo...

Un besote enorme

Pablo Martín Lozano | 18:59

Hola Encarni. Efectivamente, la acción de abrazar supone un intercambio cuanto menos de calor. Un contacto mutuo en el que das y recibes a cambio.

La cosa está en saber en cada momento cómo actuar, si siendo el abrazador o el abrazado, porque si bien en los dos hay un doble flujo, se puede manipular para dar más o recibir más, según la circunstancia.

Pocas cosas tan reconfortantes como un abrazo profundo en el momento adecuado.

Besos.