Una Vida Que Agoniza

Y allí, en mitad de la noche, con un viento alborotado golpeando duro y sin piedad a fuertes rachas, ella trataba de mantenerse despierta pese a todo. Dejarse vencer por el sueño o el cansancio en aquel instante supondría la muerte segura y sólo de pensarlo su estado se tornaba más crítico. Luchaba con todas sus fuerzas por aferrarse a la vida, inquieta en el lugar donde la misma muerte se le había presentado en aquella trágica hora. Pero los achaques de debilidad se repetían a cada instante con mayor frecuencia y veía cómo la vitalidad se esfumaba sin encontrar apenas oposición. Pese a todo, ella sabía que si algún momento importante habría de marcar su vida, sin duda sería aquel mismo en el que logró vencer a la muerte gracias al empeño y la garra que brotaban de su cuerpo sin ser consciente de su origen. Tal vez las ganas por seguir con vida, por volver a ver el sol en apenas unas horas, por volver a sentir la brisa suave del viento sobre su piel, por empaparse bajo la fina lluvia de la siguiente tormenta, o simplemente amanecer un día más sintiendo el regalo de la vida en su propio cuerpo, le proporcionaban los últimos recursos antes de abandonar la lucha y entregarse al fatal destino. El hecho de tener tanta compañía alrededor -y a juzgar por aquellos rostros- presagiaba que su aspecto no debía ser el mejor que tuvo a lo largo de sus días. Seguramente habría perdido el color intenso de su piel y el fresco aroma que de costumbre desprendía y, ahora, rodeada de aquellos que durante todo el tiempo le habían acompañado, pensó que seguramente su piel se había tornado amarilla y la única fragancia que desprendía su cuerpo era la de la muerte. Y en una de aquellas, el fuerte soplo del viento de la noche quiso arrebatarle por fin la vida y acabar con aquella lucha que ya nada tenía de ecuánime.
Así pues, poco a poco, la hoja se fue entregando a su destino y cuando hubo expirado por última vez, su cuerpo se desprendió suavemente de la rama y comenzó su viaje pendular rumbo a la tierra húmeda del jardín.

Y es que Sucede Que Hoy contemplé la agonía en la hojarasca...

4 comentarios :

Anónimo | 21:58

Mientras lo leía y aun sabiendo por la foto que se trataba de una hoja me recordó mucho al final de la vida de una persona, luchando ante la muerte, no dándose por vencida, no renunciando a sus sueños... aunque todos sabemos que es inevitable que ese momento llegue.

"Su cuerpo se desprende hasta caer en la húmeda tierra del jardín"... algo que también podríamos aplicarnoslo a nosotros, pero la diferencia está en que nuestra alma sigue viajando por los rincones ocultos de las estrellas, esperando encontrar a un nuevo candidato, ideal bajo su criterio, para regresar a este mundo terrenal y una vez alli volver a reencontrarse con viejos amigos...

Hay por ahí una frase que dice "La muerte tiene tan asegurado el éxito que nos da toda una vida de ventaja"

Mil besos

Pablo Martín Lozano | 22:30

Hola Encarni, me alegro de que te recordara a eso, porque es precisamente lo que pretendía cuando lo escribí. Utilicé el símil de la hoja para hablar de algo que a todos nos viene por igual y, por cierto, nos iguala.

Lo de la tierra húmeda, bueno, me gusta dejar pocas cosas al azar, pocos cabos sueltos, así que de nuevo quise hacer la comparación. Sin embargo apuntas lo del alma, pero, si me dejas, te planteo yo otra cuestión: ¿Quién te dice que esas hojas no tienen también alma y realizan exactamente el mismo viaje? Y...¿Por qué no ser exacta a la nuestra, pudiendo ser nosotros mismos hoja, persona, animal...? Todos formamos la unidad.

Me ha encantado la frase que me has regalado, la apunto.

Besos y gracias.

Anónimo | 18:40

Pues ahora que me lo planteas... ¿Por qué no?... hay muchas formas de disfrutar la vida, la vista desde un árbol tiene que ser preciosa, o recorrer el Atlántico con dos maravillosas alas... a mi no me importaria experimentarlo. Quién sabe, lo mismo algún dia nos encontramos sobrevolando el mar.

Besos.

Pablo Martín Lozano | 23:49

Hasta que te salgan alas puedes ir probando dejando volar tu imaginación; te lo recomiendo. En cualquier caso...esperaré ese encuentro en las alturas.

Besos.