Pues Hacen que la vida no sea vulgar...

Pues Hacen que la vida no sea vulgar...

Llevo días queriendo escribirte y nunca encuentro el momento, perdóname, últimamente tengo la cabeza en mil sitios y ninguno. Sin embargo hoy siento que es el momento. No hubiese importado que estas palabras llevaran por fecha un día cualquiera, de un mes cualquiera, de un año cualquiera porque sabes que el sentimiento de la amistad, cuando es auténtico y sincero no tiene caducidad.

Qué bonito es cuando de pronto el destino te regala la presencia de una persona que marcará el resto de tu vida, simplemente porque pasaba por allí. Y así sucedió. Apenas te conocía, me sonaba tu nombre y tu cara, pero todavía se me escapaban demasiados detalles sobre ti. Ahora sé que me estaba perdiendo toda una serie de cualidades que al echar la vista atrás son las que han forjado nuestra relación. Todavía recuerdo el calor en mis mejillas de aquella primera tarde; no era más que el preludio del calor que me darías desde entonces cada vez que en mi vida entraba el frío.

Mientras escribo, mi mente vuela tiempo atrás y recuerdo cada uno de nuestros primeros encuentros, conversaciones nocturnas y momentos que marcaron época, como aquel concierto en Viveros, la eterna tarde en Vips, el café después de tanto tiempo de silencio...
Han pasado los años y nuestra amistad ha continuado igual de fuerte, de entrañable, de mágica. Jamás dudé de la eternidad de este sentimiento que cada día se reafirma y materializa más en dos letras cargadas de un significado que sólo tú y yo conocemos. No es el único secreto que guardamos, una amistad así no está al alcance de todos.

Siempre he estado y estaré allí donde tu corazón me necesite, sólo tienes que pensar en mí o gritar al viento las dos letras que siempre nos han unido.

Y es que Sucede Que Hoy te siento igual de cerca...