A un Suspiro de Distancia


Hoy tu voz ya no resuena en mi cabeza. Sigue tu presencia, tu cuerpo, tu rostro y tu sonrisa, pero nada queda ya del susurro de tus pensamientos. Sólo tuve una oportunidad para escucharte y el nerviosismo no me dejó prestarte la atención que merecías. Ahora trato de escuchar en mi interior un resquicio del eco de tus palabras que me devuelva el sentir y la melodía. No importa si no encuentro vocablos con sentido, me basta con la insinuación del timbre que por falta de costumbre se escapó. Pero no encuentro más que un ensordecedor silencio.

Me quema el cuerpo de tenerte en mi pensamiento y no poder ponerle voz a tu persona. Logro mirarte, tocarte, saborearte e incluso percibir tu fragancia fresca, pero me inquieta la falta de sonoridad.

Podría imaginarla, inventar palabras que sólo tú y yo entendiéramos, idear un sonido que escapara de tu boca cada vez que pensara en ti, pero nunca sería verdadero como el resto de las sensaciones. Ni siquiera sería tan bonito como el recuerdo de saber que un día te escuché y nunca más lo hice, por no prestarte atención aquella vez, ciego, sordo, mudo, lento y tímido ante el temblor de mi cuerpo por tenerte a sólo un suspiro de distancia.

Y es que Sucede Que Hoy el silencio acompaña a tu imagen...

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