Polen Temprano, Primavera Muerta

Y sin saber la manera en que ocurrió ni el motivo por el que se produjo aquella transformación, una mañana como cualquier otra, con el mismo sol asomando en el horizonte, la misma brisa recién despierta y el mismo silencio matutino de cuando las calles y los coches aun duermen, Franz despertó convertido en mariposa. Grandes y delicadas alas de color blanco, diminuto cuerpo negro rematado en dos antenas y unos sentimientos y una profundidad psicológica que sin embargo poco tenían de insecto y demasiado de humano.

Tardó unos minutos en hacerse a la nueva situación, pero en ningún momento llegó a cuestionarse qué habría ocurrido la noche anterior para que, en apenas cinco horas de inconsciencia, su cuerpo hubiese experimentado tal metamorfosis. Y no lo hizo porque Franz era de los que pensaba que los cambios en la vida se producen sin previo aviso -como la visita de la guadaña las más de las veces- y el único remedio que queda para el hombre es el de aceptar su destino y adaptarse al entorno por muy hostil que éste se vuelva. Jamás se preocupaba por los problemas, porque decía que si eran menores no había porqué inquietarse, pero si eran mayores tampoco valía la pena, pues la solución quedaba entonces lejos del alcance de su mano. El optimismo brillaba por su ausencia en los días de la vida de Franz.
Después de varios intentos fallidos y de haber probado la sensibilidad y delicadeza de sus alas, finalmente logró alzar el vuelo y escapó por la ventana directo al inmenso jardín de amapolas que durante tantas mañanas había contemplado a través de unos ojos verdes de los que ahora carecía. Siempre gustó de imaginarse volando por aquella vasta extensión de matices rojos y atmósfera dorada, pero nunca imaginó que terminaría por cumplir su sueño convertido en mariposa. Y pronto se doctoró en las artes del vuelo, porque si algo bueno tenía Franz, entre la gris ceniza de su reino interior, era que nunca necesitó más de dos tropiezos en la vida para aprender y cerrar heridas. Y así pues voló. Danzó con el viento entre los tallos frescos de las frescas amapolas; se cruzó insinuante con otras mariposas de alas sonrosadas a las que sorprendió con su pericia recién adquirida; jugó con los esquivos rayos de sol entre el manto rojo y hasta probó el sabor del polen, plenamente metido en su papel de insecto.
Entonces cayó en la cuenta de que algo en su diminuto pero profundo interior le decía que lo que él debía hacer era dejar de ir por libre admirando la belleza de las cosas más insignificantes y dedicarse como el resto de mariposas a volar de flor en flor. Que en su Libro estaba escrito que su vida todavía tenía que dar mil vueltas, que su alma era libre y su corazón demasiado blando, pero que no por el bienestar aparente ni por hacer uso consciente de su libertad, la plenitud que para él había sido asignada se vería palpable tan temprano.

Y fue en este momento cuando Franz plegó sus alas mientras se posaba en lo alto de una flor y divisó otras a su alrededor en las que todavía el polen que él había de recoger tintaba de amarillo la aterciopelada textura de los pétalos rojos. Cerró los ojos, se dejó envolver por el manto del tiempo y trató de escuchar la voz interior que habría de darle las respuestas.

Y es que Sucede Que Hoy amanecí diferente sin motivos...

11 comentarios :

Joan Miquel Viadé | 08:03

Subline anhelo, el de convertirse en mariposa. Encantador.

cristina | 14:15

Increible como has plasmado en esta historia una transformación interior de la noche a la mañana...
Me ha encantado pero...¿cómo continuará?
Besitos

Pablo Martín Lozano | 16:36

Hola Joan Miquel, gracias por tus palabras. A veces el ser más diminuto de la naturaleza puede enseñarnos o al menos ilustrarnos respuestas que parecen complicadas.
Un abrazo. Espero tu visita.

Cris:Me alegro de que te haya gustado la historia, ya me conoces, todo puede ser vestido con literatura. El cómo continuará es tratar de adelantarse al tiempo y eso, te lo aseguro, ya lo he aprendido: no se puede.
Un beso rubia.

Anónimo | 18:07

Hoy por diversos motivos estoy muy cansado.

Una imagen vale más que mil palabras...No he leido nada más que el título y he visto la imagen. con eso me basta.

La imagen sugiere todo.

Un abrazo

Pablo Martín Lozano | 18:23

A buen entendedor...
En cualquier caso, quiero dejar claro que la foto no es mía, pero en cuanto la vi supe que tenía que ser ella la que diera color al texto. Veo que acerté. Con todo...te invito a leer el texto.

Descansa.

Anónimo | 22:05

te propongo el que moentes una consulta de asesor perosnal.

eres un crak. la imagen dice mucho, el texto mas.

Pablo Martín Lozano | 22:58

Bueno, en más de una ocasión he dicho que esto del Blog se convierte a veces en una consulta psicológica, pero sin diván. Me sirve a mí mientras escribo y al resto al leerlo, claro que después está el momento mágico, el de la conversación a través de los comentarios. Al final todos somos psicólogos y pacientes al mismo tiempo.

Un abrazo.

Anónimo | 23:55

Tal vez la bocanada de aire del otro dia te haya servido como empujón para este "cambio sin motivo".

Hace tiempo que dejé de denominar a los cambios "buenos" o "malos", ahora simplemente creo que hacen que las cosas sean "distintas"

Si ese cambio ha conseguido que hoy te despertaras un poquito más feliz, yo me alegraré.

Como siempre, fantástico.

Mil besos.

Pablo Martín Lozano | 00:27

Me gusta lo de no denominar los cambios. Se dice que siempre son a mejor y hasta hace poco lo creía así, pero lo único que me atrevo a afirmar rotundamente es que los cambios son a lo diferente. El tiempo (otra vez) se encargará de decir entonces si fue mejor o peor.
No sé si me he despertado más feliz, supongo que no, al menos más liado sí. Todo está relacionado.

Un beso.

Anónimo | 16:30

pablo agregame mori_23@hotmail.com al msn

Pablo M. Lozano | 17:12

Hola Anónimo.
¿Quién eres? ¿Te conozco?

Saludos.