Estabas Sin Estar

Desperté sobresaltado de un sueño que me trajo tu presencia tan real como los días de primavera a tu lado en el parque. Una imagen cercana y verosímil de tu rostro a escasos centímetros del mío. Parecías asustada y la mueca que se dibujó en tu cara resultó ser más temerosa que la mía propia. Supongo que te asustaste más que yo debido a mi sobresalto. Entiéndeme, no te esperaba, incluso hacía meses que ya no soñaba contigo. El caso es que entre la arritmia que me provocaste y el espanto inevitable de verte tan próxima, me desperté de golpe y también de golpe me incorporé. Pero cuál fue mi sorpresa cuando, una vez despierto y con los ojos de par en par en par -juraría que ya en la más real de las realidades-, continué observándote en el mismo lugar, inmóvil, sentada a los pies de mi cama con una mirada complaciente y una sonrisa cariñosa como de quien lleva horas en silencio analizando cada milímetro de piel del que duerme. En esa segunda ocasión, el asombro venció al miedo y, casi esperando que poco a poco te evaporaras, traté de convencerme de que no eras más que una burla de mi mente o mi retina, cuando de pronto me guiñaste un ojo. En aquel instante, debido a la estupefacción, mi estado mudó a otro más inanimado que el tuyo e incapaz siquiera de pestañear traté de tocarte en vano. Como si mi cuerpo fuese de mármol y a mi creador se le hubiese olvidado esculpir los músculos en mi interior, me resultó imposible llegar a moverme. No sé que clase de embrujo o malas artes empleaste para aquello, pero lo que descubrí al momento fue que tus ojos brillaban más de lo normal en la oscuridad de la noche y tu respiración, ausente, quedó olvidada en un rincón. Desechada la idea de tu irrealidad, pensé entonces en el hecho de que eras el espectro de tu espíritu, bajo la forma del último día de vida, bella y sonriente como siempre te recordé, pero fue suficiente que apoyaras tu mano en mi pierna estirada para excluir también aquella idea. Las alternativas para dar explicación a la escena comenzaban a escasear y mis dudas en contra eran cada vez mayores. Y justo en el momento en que una nueva posibilidad tomaba forma en mi mente, sin darme tiempo a reaccionar, te acercaste poco a poco, me miraste fijamente a los ojos y soplaste suavemente en mi cuello para desaparecer después en la nada. No di crédito. Te marchaste de la misma manera en que llegaste; sigilosa, sospechosa, mágica, etérea, gaseosa. El resto de noche la pasé en vela hasta dar la bienvenida a los primeros rayos de sol de la mañana y adelantar mi grito de dolor al del gallo.

Y es que Sucede Que Hoy estabas sin estar en mi cama...

6 comentarios :

Anónimo | 01:08

Los sueños a veces nos traen la presencia de alguien que cayó en el olvido, personas que están muy presentes en el día a día u otras que intentamos olvidar sin ningún tipo de éxito.

Pero por suerte o por desgracia, son solo eso... sueños, que acaban en cuanto abres los ojos. Aunque es inevitable sufrir luego sus consecuencias y no te hablo solo de la aceleración de las pulsaciones, sino de esos tantos recuerdos que nos dejan cuando se desvanecen.

Estoy segura de que otras veces te despiertas con la mejor de tus sonrisas, porque has tenido un sueño fantástico.

Soñar es el riesto que asumimos cuando decidimos dormir... para mi, merece la pena sin ninguna duda.

Un besote.

Lunettas | 01:26

Profundidad ecuánime, locura apasible, Caramba !!! Lo que nos hace el amor !!!

Besos

Ishhh *_^

KchivaCH | 11:09

Hola P.
Debería hablar contigo, por que me han dicho (un señor grande) que estudiamos en el mismo sitio, y tú ahora podrías colaborar con nosotras.

¿Imaginas quién soy?

http://kachivache.blogspot.com

Pablo Martín Lozano | 20:14

Encarni: He aquí otro soñador y defensor acérrimo del precioso instante del sueño y la inconsciencia. El problema viene cuando ese sueño traspasa los límites de la realidad -o la irrealidad- y se entremezcla con la parte hasta entonces auténtica. Surge un conflicto entre lo que crees que es y lo que es en sí. En fin, como dices, "por suerte o por desgracia son solo eso, sueños".
Besos.

Lunettas: Si yo te contase lo que nos hace el amor...o si el propio amor hablara...o si el corazón roto tuviera ocasión de gritar por si mismo...El amor es el motor de la vida y cuando gripa, la vida se detiene.
Besos.

Kchivach: Hola, sinceramente no tengo ni idea de quién eres. Puedo llegar a tratar de adivinar quién es ese señor grande del que hablas, pero poco más puedo extraer de tus palabras. Aquí estoy para leer noticias tuyas. Tienes mi email al final de la barra lateral derecha del blog (la de color verde).
Espero más información.

Saludos.

Anónimo | 20:54

"¿Será verdad que, cuando toca el sueño, con sus dedos de rosa, nuestros ojos, de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso?"

Gustavo Adolfo Bécquer.

Un beso niño perdido.

Pablo Martín Lozano | 23:34

Bonitas palabras, claro que viniendo de Bécquer....También Calderón dijo aquello tan famoso de "que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son". Soñemos, no perdamos esa buena costumbre.

Besos.