Cosecha De Dudas

Sentado sobre el muro del balcón contemplaba el atardecer que caía por detrás de la última fila de casas que alcanzaba mi vista. El sol, cansado de una jornada en la que había tenido que luchar para hacer llegar sus rayos entre la gruesa capa de nubes opacas, se retiraba exhausto hacia nuevas tierras a probar suerte. Mientras pasaba el tiempo con la mirada perdida en el horizonte, las nubes adquirían la forma de signos de interrogación. Y pronto llegó la noche colándose silenciosa por encima de la ciudad y con ella los millones de luceros que le acompañaban en su travesía por el cielo que cubría de negro el infinito techo de mi balcón. Y de la misma manera que durante la claridad violeta del atardecer las nubes habían adquirido esa forma singular, ahora eran las estrellas las que se agrupaban en constelaciones con la misma fisonomía. Interrogaciones brillantes que copaban el firmamento de dudas, de preguntas sin respuesta, como fiel reflejo de una mente sembrada con la misma semilla. Sólo existía la posibilidad de esperar al tiempo de la recolecta y comprobar entonces si la cosecha finalmente valía la pena. Pero para que los frutos de la tierra nacieran con la fuerza de la naturaleza en sus entrañas era necesaria la lluvia que regara los campos y no permitiera que la siembra marchitara reseca en un terreno agrietado. Un goteo de agua y esperanza que mantuviera viva la savia a la espera de una decisión madura que hiciera caer los frutos, buenos o malos. Pero ese regalo en forma de riego se hacía de rogar y entretanto el invierno no cesaba en su empuje helando los primeros tallos que con tanta devoción y salud habían comenzado a brotar apenas unas semanas atrás.

Y es que Sucede Que Hoy ni siquiera chispea...

6 comentarios :

Encarni | 17:21

Hola Pablo, te diría muchas cosas pero hoy no se como hacerlo, no encuentro las palabras.

Si tú crees que esas gotas te harán feliz te deseo una lluvia intensa. Dicen que la naturaleza es sabia, si no llega será porque no es el momento, tal vez solo sea cuestión de tiempo.

Un abrazo.

Pablo Martín Lozano | 17:29

Hola Encarni, no pasa nada, a veces no encontramos las palabras por más que nos dediquemos a buscarlas. Y es que verbalizar no siempre es sencillo. Ya sabes, "el corazón tiene razones que la razón no entiende".

Gracias por el intento y tu huella en cualquier caso.
No pido una lluvia intensa todavía. Me conformo con unas pocas gotas finas que ayuden a pasar ese tiempo si ha de transcurrir...

Un beso.

Anónimo | 20:03

Hola Pablo, soy yo Julio. Hace ya tiempo que no pasaba por esta playa donde todo es reflexión.

He leído -con mucho gusto- tu entrada útlima. Llevas razón: el tiempo siempre nos trae la lluvia. Y esa agua a más fina, más empapa. La llovizna es la que empapa la tierra.

A toda duda le llega su solución. ¿La fórmula? Saber esperar. Es como decía el Papa de la oración: "Aprender a rezar, es aprender a esperar".

Esto puede valer para cualquier caso. La espera, la paciencia, es amarga pero su fruto es dulce.

Sólo hay que esperar y todo llega, te lo digo ppor experiencia. Además pides poco...´sólo unas gotas. Te llegarán seguro, y demás ojalá te pillen con el paraguas roto y te empapes de solución.

Un abrazo. No has perdido carisma, es más, lo has perfeccionado. Sigue adelante.

Pablo Martín Lozano | 20:57

Hombre Julio, cuánto tiempo! Bienvenido de vuelta a esta playa de reflexiones como dices.
Supongo que tendrás mucho que leer hasta ponerte al día siempre que te apetezca.
Saber esperar; paciencia; incluso prudencia. Todo va de la mano y todo es tremendamente complicado en ocasiones, pero nadie dijo que fuera fácil.
Ojalá caiga esa llovizna y por el paraguas descuida, no gasto, nunca llevo. Ya lo he dicho alguna vez; soy de los que prefiere dejarse empapar por la lluvia.

Un saludo y lo dicho, bienvenido de vuelta.

Anónimo | 22:06

Hombre he de confesar que algo he leído alguna vez. -Las buenas lecturas se agradecen- Lo único que no he dejado huella.

Hoy la he dejado porque me ha llegado tu escrito...Todos esperamos alguna respuesta a algo.

Bueno te invito a que veas mi espacio, como tienes mi dirección, pues nada solo entrar. Y si te hace pues dejas huella. Es más cursi, pero bueno, recibo una media de 20 visitas diarias y eso que no lo llevo al día.

Lo dicho genio...¡Viva tu pluma! En el buen sentido hombre. -Por si hay algún mal pensado-.

Si necesitas hablar ya sabes donde estoy.

Un abrazo.

Pablo Martín Lozano | 22:16

En realidad no tengo tu dirección...
Si te apetece puedes compartirla.

Adelante con tu espacio y que sigas disfrutando por aquí.

Saludos.