Bendita Paciencia

Bendita paciencia que habitas oculta en el reino de la prudencia y la perfección. Que pasas de puntillas por mi vida sin tiempo para que aprenda la lección. Y entretanto mi mente vuela demasiado lejos y sólo encuentra desesperación. Una vida acelerada incapaz de un día sin acción. Y vaya desazón. Creer que puedes sobrellevarlo y equivocarte en la primera ocasión, al dejar hablar al pecho y dar de lado a la razón. Un impulso desatinado que se lleva por delante todo intento de control. Y qué le voy a hacer si nunca fui experto en frialdades ni moderación. Si yo siempre fui de instinto, de emociones y pasión. Sin embargo son tiempos en los que ser comedido es sinónimo de correcta actuación; quien sabe si incluso llegue a serlo de mayor aceptación. Pero qué complicado me resulta a veces guardar los tempos y no caer en la búsqueda de una determinación. Y es por esto que ruego a quien me entienda, me conceda su perdón. Que es por causa del silencio el que las palabras se agolpen y salgan disparadas en cualquier dirección. Que aunque cueste y salte el nervio, nunca es tarde para aprender y sólo es cuestión de dedicación. Así que empiezo la partida sabiendo ahora que no existe manual de instrucción. Que el único requisito es no correr más que el tiempo y echar el freno al empuje del corazón. Que a pesar de que decaiga por momentos la ilusión, siempre es mejor la prudencia que una dura amonestación. Bendita paciencia que habitas oculta en el reino de la prudencia y la perfección, despréndete del polvo y ven a situarte a los mandos de este corazón. Que sin ti no encuentro el rumbo y siempre equivoco la ocasión; que nadie vino a prevenirme de lo difícil que era todo esto del amor. Y perdón.

Y es que Sucede Que Hoy faltó paciencia, faltó prudencia...

4 comentarios :

Rosa | 09:53

Pasar por aqui sigue dejandome esa maravillosa sensación de satisfacción, sigues siendo un mago con las palabras. No cambies.
Un abrazo.

Encarni | 15:21

La paciencia se paseaba más por mi vida antes que ahora. La sangre recorre mis venas a gran velocidad y las palabras no siempre se frenan cuando deben. Es tan difícil controlarlo...

Ayer escuchaba una canción de La Oreja de Van Gogh "Rosas"...

"Y Aún Me Parece Mentira Que Se Escape Mi Vida Imaginando Que Vuelves A Pasarte Por Aquí, Donde Los Viernes Cada Tarde Como Siempre, La ESperanza Dice Quieto Y Quizás Si.


Pasaron Seis Meses Y Me Dijiste Adiós, Fue Un Placer Coincidir en Esta Vida. Ahí Me Quedé Con El Alma En El Corazón, Y En La Otra Excusas Que Ni Tú Entendías"

Y es precisamente eso, excusas que ni siquiera la otra persona entiende lo que nos provoca esta desesperación y por supuesto la impaciencia.

Sin duda el amor es muy complicado. Saber pedir perdón siempre es bonito.

Un beso.

Pablo Martín Lozano | 15:27

Hola Rosa, muchas gracias por ese comentario tan bonito. Me gusta lo de "mago de las palabras" aunque todavía estoy muy lejos de hacer magia. Me conformo con suscitar emociones que, en cierto sentido, hoy en día puede parecer también magia.

Espero que siempre que pases por aquí sigas experimentando esa sensación. Yo, mientras, feliz de que estés.

Otro abrazo y un beso.

Pablo Martín Lozano | 15:30

Hola Encarni. Supongo que como todo, la paciencia va a rachas. Pero me alegro en cualquier caso de que tu sangre corra a gran velocidad. Suerte la tuya, aprovéchala porque nunca sabes cuando se empieza a coagular y le cuesta más circular.
Excusas, excusas, excusas. Malas compañeras del que las utiliza, y peores todavía del que las recibe.

Es cierto que son causante de desesperación e impaciencia. Decir la verdad a veces cuesta, pero es el único camino para poder ir con la cabeza bien alta y para no confundir al otro implicado.

Amor y perdón, ambos, son tan complicados como bonitos.

Besos y gracias!