Rebuscando En Un Cajón

Rebuscando en un cajón, esta noche fui a parar con tu fotografía. Boca abajo, castigado contra la oscuridad de la madera del fondo del cajón, tu rostro seguía sonriendo. Sólo andaba tras la pista de unos papeles viejos, pero el destino quiso que para hallarlos tuviera que levantar primero el marco que una vez alguien nos regaló y que apenas duró días sobre la estantería. Sólo días porque tú quisiste que aquel regalo, como otros tantos, perdieran el sentido de la noche a la mañana. Una a una las fotografías fueron desapareciendo de la habitación, dejando manchas en la pared, que conservaba el color con más viveza donde durante tantos años había estado nuestro retrato. Poco a poco fui desnudando sin piedad los muros de mi prisión que parecía tornarse gris. Fría y gris. Atrás quedaban los días en los que antes de acostarme me acercaba hasta el póster en el que aparecían nuestras caras sonrientes para darte el beso de buenas noches. Atrás, muy atrás, quedaban los días en los que miraba fijamente aquellas fotografías mientras hablábamos por teléfono y creía tenerte enfrente. Esta noche también te he observado, también te he besado, pero mis labios sólo han sentido el frío de un papel sobre el que había impreso un rostro que no le recibía y que sólo sonreía porque un día un loco inventó un aparato que robaba escenas a las personas inmortalizando momentos e improntas del alma. Sin embargo tu alma ya no estaba detrás de aquel cristal del marco. Ahora sólo quedaba un trazo que contorneaba la figura de una cara que formaba parte del recuerdo. Una cara que, en ocasiones, en demasiadas ocasiones, seguía paseándose por mis sueños provocando tanto noches de pasión efímera, como otras de dolor no tan efímero. Y puede que hoy mismo vuelva a verte entre mis sueños, puede que el haberte encontrado de pronto en aquella fotografía no sea más que el preludio de una cita a escondidas entre sueños, lejos del conocimiento de tu razón, que parece poco dispuesta a ese encuentro en la vigilia. Tu razón, y el destino que se empeña en llevarnos por caminos contrarios para no hacernos coincidir un día cualquiera, en una calle cualquiera, de una ciudad cualquiera, con un sentimiento cualquiera... Rebuscando en un cajón, esta noche fui a parar con tu fotografía. La he observado, la he memorizado, la he sentido y, sin darme cuenta, con una lágrima la he empapado.

Y es que Sucede Que Hoy me topé con tu fotografía...

6 comentarios :

Anónimo | 02:24

Al menos tenemos fotos que nos muestran los buenos tiempos que hemos vivido y a las personas que una vez fueron importantes en nuestras vidas.
Muy bueno, como siempre.
besos!

Pablo Martín Lozano | 04:14

Hola Noelia. Buena apreciación y buen mensaje el que lanzas. Gracias por ese punto de vista. Te lo agradezco.

Un beso fuerte.

Encarni | 00:23

Buenas noches Pablo. Si encontraste esa foto es porque tú un día la guardaste, decidiste que se quedará a tu lado, ni muy cerca ni muy lejos, en su justa medida.

Yo soy un poco asi, no me gusta tirar las cosas por el simple hecho de que una relación acabe. Me pudieron aportar mejores o peores momentos pero han formado parte de mi vida y yo no tengo ninguna intención de borrarlos. Cuando todo el dolor pasa y esas personas se transforman en "personajes" de tu vida y ya no pueden influir sobre ti, ver esos recuerdos siempre es agradable.

Me ha gustado mucho la foto de este post.

Espero que el reencuentro con esa foto no te haya provocado una tristeza ya "caducada".

Mil besos.

Pablo Martín Lozano | 00:45

Hola Encarni, buenas noches.
A mí tampoco me gusta tirar las cosas, ni por pasadas, ni por dolorosas, ni por viejas. Todas ellas portan esencias de ti, de tiempo, de momentos, de vivencias, de sentimientos que un día se vincularon. Y aunque por fuera se ennegrezcan, esa impronta sigue estando siempre.
La foto del post es muy buena, no es mía, la encontré en la web y, al ver uno de los elementos que había en ese cajón, no tuve dudas en ponerlo. Tú sabes al que me refiero porque sé que para ti también tiene mucho significado por historias paralelas.

Besos y gracias.

Ivone | 13:05

Nunca dejes de escribir.
Hay personas que tienen la capacidad de recrear, con sus obras, imágenes increíbles en la mente de sus lectores.

Felicidades por tu blog.

Pablo Martín Lozano | 20:42

Hola Ivone, muchas gracias por tu comentario. No entra en mis planes, al menos inmediatos, dejar de escribir; es algo que me nace casi involuntariamente.

Saludos!