Que Yo Camino Mientras Llueva

Llueve, diluvia, camino bajo el aguacero y me mojo. El suelo está tan empapado como mi piel, como mi ropa, como mis zapatos y casi tanto como mis lagrimales. A un lado y a otro, enormes palacios de tiempos de riqueza y auge se alzan esplendorosos captando la mirada de los miles de turistas que desvían la dirección de sus ojos hacia sus paredes centenarias. Sigue lloviendo y el sonido de las gotas golpeando en la calle empedrada me produce cierta sensación de bienestar. Los vendedores ambulantes me insisten para que les compre un paraguas que se interponga entre el cielo y mi cabeza, pero disfruto caminando mientras la ropa húmeda se pega a mi piel, mientras la lluvia resbala por mi cara y veo a la gente despavorida a mi alrededor. Agua, sólo es agua. La molécula mayoritaria del organismo de todos los que ahora huyen hasta refugiarse bajo el techo más cercano. Desde arriba continúan llegando avisos intimidatorios anunciando que la tormenta va para largo. Callejeo sin temor, mientras observo complacido la vista de una ciudad que reluce incluso bajo la lluvia. Calles que inspiraron obras maestras y maestros que se dejaron seducir por la belleza de un lugar que enamora en cada esquina. Las campanas repican en lo alto de la torre de alguna iglesia cercana y su sonido se funde con el de la lluvia cayendo intensa. Después de marcar las doce en punto, el eco del sonido metálico disminuye en la distancia, mientras el del aguacero parece convertirse en un aplauso multitudinario y lejano. Entretanto, yo continuo divagando entre plazas y callejuelas, abriendo los brazos en cruz bajo la lluvia cuando nadie me ve. Me gusta sentirme agua, saberme agua, ser agua. De pronto, después de torcer una esquina cualquiera, aparezco en una gran plaza descubierta, con un montón de turistas pegados a las paredes buscando el cobijo de los balcones que frenan el agua por encima de sus cabezas. Yo atravieso por medio y me siento en mitad de la plaza desierta. Soy agua. Llueve, diluvia, camino bajo el aguacero y me mojo; la gente mira y clama al cielo pidiendo tregua, yo prefiero mirar abajo y saber dónde piso.

Y es que Sucede Que Hoy la hermosa Verona me recibió mojada...

15 comentarios :

Anónimo | 01:13

A mí también me encanta caminar bajo la lluvia...y sobre todo saborear el olor de las calles y el campo...ese olor húmedo que te hace sentir tan bien...a pesar de que te estés mojando y tengas los zapatos inundados...

Tu blog es digno de admiración y ojalá todos los hombres fueran capaces de expresar sus sentimientos con esa mágia....

Anónimo | 02:14

Suecede que esta noche ha llovido...
Después de cenar he quedado con Ramón, un nuevo amigo, alguien a quien siempre he observado en la distancia y con el tiempo, caprichos del azar y de la cau-sa-li-dad, ha venido a mí. Ramón es un chico políticamente correcto. Scout. Moreno. Diplomático. Atento. Cauto. Y yo soy un lobo con piel de cordero, ¿o soy un cordero que por miedo se viste de lobo? No se... El caso es que a Ramón le agrada mi compañía y yo no le hago ascos a la suya. Él tiene sus amigos, yo los míos, pero disfrutamos mutuamente de las conversaciones... Alguna vez, para mi sorpresa (porque nunca pasa) Ramón ha dicho algo así como: "ya tenía ganas de poder conversar así, como los adultos". Y eso impresiona. Une.

Sucede que hoy hemos decidido salir después de cenar a pasear y a tomarnos una horchata (la perdición de Ramón)y justo en mitad del paseo se ha puesto a diluviar. Nos hemos sentado en el portal del local del reino de los testigos de jeová (no se si lleva una "h" la palara) y hemos aguantado la lluvia a buen recaudo. Me hubiese gustado sentirme agua y todas esas cosas que cuentas tan evocadoras y que me hacen presentir que recordarás por siempre jamás esa tormenta como el mejor de los actos de tu Romeo y Julieta particular. Un Montesco bajo la lluvia. Miles de Capuletos debajo de los balcones...
A mi me hubiese gustado pero sucede que hoy, precisamente hoy, me he puesto las sandalias de piel y he estrenado camisa... y a mi me parece muy bien que a las novias para consolarlas les digan eso de "boda lluviosa, boda dichosa" para no amargarle más el día...Pero a mi esas cosas como que ya no me convencen...

Ramón y yo, entonces, hemos hecho un repaso a la vida social de nuestro pueblo. A su vida sentimental. De sus novias...de las chicas que le molan... Yo soy un buen consejero pero Ramón es a veces tan inocente que no se da cuenta de que en algunas cosas soy casi tan virgen como la patrona del pueblo: salve regina, matter misericordie...

Entre unas cosas y otras se ha hecho la hora de ir a casa. Ramón mañana trabaja y yo me voy de paseo con mis padres y por la tarde me pondré a estudiar. Ya sueño con que voy a la biblioteca y todos mis amigos estan estudiando y se lo saben todo y yo no... y esas cosas que te hace el subconsciente... Es entonces cuando Ramón me ha dicho que el fin de semana si voy a la playa me puedo quedar a dormir en su casa... "Tengo dos camas...SEPARADAS POR UNA MESITA EH..." Es entonces cuando me han entrado ganas de reirme y de decirle: Pero hijo mío...a mi qué más me da la mesita de noche...¿no ves que ahora vamos pegados andando y estamos a años luz el uno del otro?... pero no se lo he dicho.

SUECEDE QUE HOY, COMO AYER, ME SIGO TRAGANDO LAS PALABRAS QUE SOBRAN Y PIDO A DIOS POR EL AGUA QUE FALTA.

Anónimo | 04:16

En ocasiones a mi también me gusta sentirme agua... Es como un acto de liberación, de rebeldía diría yo. Es como si todos tus "malos rollos" se deslizasen por todo tu cuerpo empujados por las gotas de lluvia que recorren la ropa hasta depositarse en el suelo formando grandes charcos de sensaciones molestas. Me he sentido muy identificado.
Gracias por escribir como escribes.
Un abrazo.

Pablo Martín Lozano | 11:48

Anónimo 1: Creo que un paseo bajo la lluvia sin ningún tipo de protección es un ejercicio tan gratificante como odiado por algunos. Renovarte, limpiar todo lo malo que llevas y, sobre todo, sentir la conexión con la naturaleza. Me alegra saber que también lo aprecias.
Gracias por las palabras que dedicas al blog y a mí mismo. Bienvenido.
Saludos.

Becario: Caprichos del azar y la cau-sa-li-dad, que no ca-sua-li-dad, buena apreciación. Dile a Ramón que la horchata de noche es indigesta, que hay horas mejores para saciar las "perdiciones", jeje. Tienes razón con lo de que nunca olvidaré la escena. Además, acababa de salir de la casa de Julieta, con su famoso balcón, y entonces empezó el diluvio. Precioso, renovador.
Gracias por comentar.
Saludos.

Anónimo 2:Me alegra que te hayas sentido identificado. Al fin y al cabo, lo raro (tal vez los raros) es encontrarse con gente así; de normal el uso del paraguas gana la batalla. Yo hace años que no gasto, nunca me ha gustado. Además de ser un invento imperfecto (y eso no lo discutirá nadie)sólo sirve para interponerse entre algo tan preciado y natural como el agua y tú. Tienes razón con el efecto purificador. Parece mentira, pero de alguna manera, sanas.
Gracias por tus palabras.
Saludos.

Anónimo | 18:03

Hola

Sabes cada año en mi cumpleaños llueve…mi abuela me decía que es de buena suerte…. Aún sigue lloviendo cada año el mismo día desde hace 20 a veces fuertísimo otras veces solo pequeñas gotas… no sabes como me encanta ese clima….parece que todo se detiene y respiras mas tranquilo…tienes toda la razón que delicioso es caminar bajo la lluvia…

Que lindo es conocerte más cada día…

Un Beso

Pablo Martín Lozano | 18:10

Hola Carolina. Qué curioso lo de tu cumpleaños, aunque veo que te gusta, por lo que no debe ser demasiado molesto para ti. Aprovecha y cásate el día de tu cumpleaños, dicen que las bodas lluviosas...
En fin, que gracias por dejar tu granito de nuevo y me alegro de que me vayas conociendo a través de lo que escribo. Por cierto, ¿desde dónde me escribes tú?

Besos.

Anónimo | 19:22

Hola

Vivo en Nuevo León México
Una ciudad muy bonita...es conocida por sus contrastes, en ella existe mucha belleza industrial y natural...es una cuidad donde hace mucho calor y esta rodeada de montañas...no c si conozcas pero a mi me encanta...la gente aquí es muy amable…

No se si sea extraño para ti …pero si yo siento conocerte a través de tus escritos la única manera de corresponderte es contándote de mi…ya que me es complicado escribir tan bello como tu…

Soy estudiante de Ingeniería tengo 20 años y me encanta la fotografía…soy amante de la lectura y mi escritor Favorito eres tu y Pablo Coelho…Tu por que me siento muy identificada con lo que escribes como si fueras yo…. pero yo no podía plasmarlo así de hermoso como tu ….

Lindo mostrar un poco de mí…


Un beso

Pablo Martín Lozano | 19:36

Carolina, me encanta que decidas escribir sobre ti. Claro que lo entiendo y, es más, me encanta que lo hagas. Esto al fin y al cabo es tan mío como vuestro. Me gusta saber que te sientes identificada con lo que escribo y, por supuesto, eso de ser tu escritor favorito, aunque me queda demasiado grande (y más al lado de quien me pones...). Pero eternamente, gracias!.
Espero seguir complaciendo tus inquietudes literarias, jeje.

Un beso muy fuerte.

Rosa | 19:55

Es muy hermoso lo que describes, y es facil sentirse identificado, yo tambien pertenezco al club de los que prefieren olvidarse el paraguas. Me encanta la lluvia y esa sensacion purificadora de limpieza y naturaleza en estado puro que tan bien describes. Aunque en mi ciudad abunda mas el buen tiempo y el sol calentando las calles, soy mas dada a esos dias en que las gotas de agua golpean con insistencia el cristal de mi ventana, será por aquello de que siempre deseamos lo que no tenemos.
Como siempre un placer leerte y perderse en las sensaciones que nos regalas.
Un beso.

Pablo Martín Lozano | 20:05

Hola Rosa, bienvenida al club de los sin-paraguas, jeje. Tu ciudad, como la mía, lo son del sol y la luz clara, por eso disfrutamos cuando cambia lo establecido y escuchamos la lluvia en la ventana. Aún así, prefiero el sol, pero todo tiene su momento y su goce. Por cierto, antes de que acabe el año creo que haré una visita relámpago a tu ciudad. Tal vez un fin de semana a ver a una amiga.

Besos y gracias!

Lunettas | 22:30

Irónico o no, hoy me incitaste a pasar por tu pagina, ciertamente tenia mucho sin verla, es que la verdad me desesperaba ver esa imagen de cerrado por Re- vacaciones. Pero pues ya era hora, ya regresaste al mundo que nos pertenece y que placenteramente habitamos, un mundo donde todavía queda mucho que soñar, un mundo donde hay un reto tras cada esquina, un mundo mágico, Nuestro mundo.

En fin sucede que estamos en alerta de Huracán aquí en mi país y por consiguiente llueve a cada tanto.

Luego que te fuiste, salí a montar un poco de bici y empezó a llover, pero a llover con muchas ganas y pues como buena pisciana que soy, amante del agua, me desmonte de mi bici y eche andar a pies hasta mi casa, llegue no solo empapada y llena de bichitos de los árboles por los que pasaba, mas distante de todo eso, llegue limpia, limpia de toda la contaminación externa que a diario recibimos, limpia de complicaciones y heme aquí escribiendo con una claridad incomparable.

Siempre de pequeña decía y al día de hoy mantengo en pie esa creencia… que la lluvia era mágica, por que era capaz de sacarte una sonrisa aunque estuvieras muy molesto y de hacer momentos comunes, eminentemente inolvidables.

Un beso enorme.

Lunettas *_~

Rosa | 00:01

Espero que esto te guste, es un lugar con encanto, supongo que debido eso de tener el mar tan cerca, tenemos paisajes que a mi parecer son dignos de recordar.Espero tener la oportunidad de conocerte cuando vengas, aunque siendo visita relampago... De todas formas seguiré por aqui, para conocerte mejor y no perderme el placer de leerte.
Un beso.

Pablo Martín Lozano | 03:44

Lunettas: Sutilmente te traje hasta mi terreno, pero es que es tal el placer que me produce leer tus comentarios, que de alguna manera necesitaba robarte uno. Mágica, como solías creer, así es la lluvia.
Espero que pase pronto la alerta que dices tenéis en tu país, suficiente ha tenido Latinoamérica estas fechas, como para más catástrofes naturales. Gracias por ceder a mi petición y regalarme tus sabias palabras.

Besos!

Rosa: Seguro que encontraremos la manera de conocernos, de la misma manera que seguro quedo impresionado por tu ciudad. Gracias por seguir.

Besos.

Anónimo | 00:29

Me encantan los dias de lluvia. Sentir como las gotas de agua resbalan por mi rostro, me hace sentir entre otras cosas viva, pero también siento, como habeis dicho muchos de vosotros, que todo lo malo es arrastrado hasta el suelo. Parecerá una tontería pero se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja cuando siento las primeras gotas en mi piel.

Y es que Sucede Que Hoy descubrí que tenemos algo más en común.

Besos.

Pablo Martín Lozano | 02:27

Sinceramente, lo que de verdad me gustan son los días de lluvia aislados. Es decir, esos que aparecen sin previo aviso y cambian el color del día. Cuando se suceden varios, la cosa cambia. Pero es cierto que siempre vienen bien. Otra más, sí.

Besos!