La Calle Que Te Vela Cada Noche

Giraba la cabeza de un lado a otro buscando un hueco entre el enjambre de coches aparcados de todas las maneras posibles, mientras avanzaba a paso lento por aquella calle que desembocaba irremediablemente frente a tu portal. Llevaba algo más de cinco minutos dando vueltas sin parar, tratando de evitar mirar hacia tu ventana cada vez que pasaba por debajo de ella. El destino había querido que tuviese la necesidad de aparcar mi coche justo en aquel barrio al que tantas veces me asomé durante el tiempo en el que estuvimos juntos. Pasaban los minutos en el reloj del salpicadero, restando tiempo al poco que me quedaba para lograr llegar a la hora a la que estaba citado, cuando al fin vi a un hombre entrar en su vehículo dispuesto a abandonar aquel lugar. Esperé impaciente hasta que finalizó la maniobra y pude estacionar mi coche allí, justo bajo de tu casa, justo frente a tu ventana, justo donde tantas otras veces se quedó esperándome hasta que bajara después de una visita fugaz en la que ni había, ni quería más tiempo que el preciso para darte un beso eterno. Pisar aquella calle y respirar el aire removido por sus árboles me transportaba sin freno hasta los días en que veía pasar los coches asomado a tu balcón, mientras tú dormías en la cama apenas medio metro más allá de mí. Yo, apoyado en la barandilla, comprobaba que mi coche seguía en el mismo sitio y sin ningún papel de color rosa adornando el parabrisas, y entonces volvía dentro para acurrucarme a tu lado sin hacer ruido. Aquellos eran días en los que no nos importaba el tiempo; días en los que el aire sobraba entre nuestros cuerpos que se empeñaban en sentirse bien de cerca; días en los que de tus labios y los míos sólo se escapaba algún te quiero y mil suspiros. Y ahora estaba de nuevo allí, casi un año después, mismo cielo sobre mismo suelo, esperando a que el semáforo cambiara de color para poder cruzar la calle y alejarme a mi pesar de tu ventana. Marchaba presto, apurando los minutos que me separaban del retraso y con la cabeza invadida al completo por tu recuerdo. Caminaba por la misma acera por la que tú y yo paseábamos de la mano hacia otra tarde más con aroma a felicidad y dulce encanto. Y por un momento deseé con toda el alma que al regresar al coche para marcharme, encontrara lo que tantas veces temí de aquel lugar; un papel en el parabrisas, salvo que esta vez, con tu puño y letra decías haber reconocido mi coche desde tu ventana y me lanzabas un beso de tinta y papel, que yo aceptaría como el más dulce en aquellos meses de labios resecos por tu ausencia.

Y es que Sucede Que Hoy aparqué en la calle que te vela cada noche...

9 comentarios :

Lunettas | 05:00

Algún te quiero y mil suspiros !!!

Me mataste con ese verso, que en tan poco dice tanto... Sentí que mi corazón descansó por el tiempo en que me tomó recuperarme de aquel hermosísimo retazo de poesía.

Precioso como siempre...

Lunettas *_~

Anónimo | 05:04

Hola
Pablo!!

Ese era el reencuentro que esperaba, me llene de ilusión quisiera pensar que ese es mi futuro...que de la misma manera que aquel que cruzo la calle, un día yo me encuentre esperando la llegada de quien no he visto en tiempo...

y que ese mismo tiempo separados solo ayude a reforzar el amor...

Que hermoso es amar...que hermoso vivir...

un beso...

Hoy lograste hacerme sentir denuevo féliz...Gracias por la ilusión...

Caro

Pablo Martín Lozano | 16:38

Luenttas: Gracias, es un honor que alguien que juega cada noche con los versos me reconozca lo que acabas de decirme. Así era entonces, un te quiero envuelto en mil suspiros.
Un beso!

Carolina: Me siento genial cuando leo que hoy te he vuelto a hacer sentir feliz. Los reencuentros irán llegando en el momento justo, tal vez cuando menos te lo esperes, para que todo lo que tengas planeado se vaya al traste y sólo actúes basándote en tus sentimientos de ese momentos. Qué hermoso amar, qué hermoso vivir, a fin de cuentas, que hermoso para amar vivir.

Besos!

Anónimo | 17:12

Hola!:

He llegado aquí por casualidad y ¿qué decirte?, salvo tal vez ¡viva la casualidad!.
He empezado a leer el primer post con un nudo en la garganta y he terminado el último con cálidos lagrimones resbalando por mis mejillas.
Gracias por estos minutos. Han sido los mejores en mucho tiempo.
Sucede que hoy (al menos para mí)...ha nacido un poeta!!!.

Pablo Martín Lozano | 17:21

Hola Eithen, muchas gracias por comentar. Viva la causalidad, es cierto, aunque viendo lo que me ocurre con el resto de gente que me comenta, no me extrañaría nada que algún día descubramos un motivo claro de tu llegada aquí. Todo un placer haberte regalado los mejores minutos de mucho tiempo. En la columna de la derecha tienes la sección de "Hemeroteca Bloguera" donde puedes encontrar el resto de artículos hasta los casi 250 que llevo. Tienes para rato cuando te apetezca. Por cierto, ¿desde dónde escribes?

Un saludo y gracias!

Anónimo | 17:25

Es muy cierto lo que dice Lunettas, es preciosa esa frase.

A veces es necesario pasar por esos momentos, los cuales ayudan a superar los "malos" baches, a asumir la realidad. Supongo que en tu misma situación yo no hubiera podido evitar mirar hacia su ventana. Seguramente cuando ibas a menudo hasta ese portal no imaginabas que un dia eso se convertiría en una situación "difícil". A pesar de haber transcurrido un año supongo que es lógico que el corazón se te acelere.

Aunque la persona te haga pasar malos momentos, jamás deberíamos olvidar los bellos recuerdos.

Un besote.

Pablo Martín Lozano | 17:35

Hola Encarni. Si te soy sincero, cada vez que estoy por el centro y tengo que volver a casa, paso irremediablemente por su portal y la mirada actúa por sí sola. Es completamente inevitable dirigir hacia allí la vista: primero a la puerta del patio, por si está a punto de entrar o salir y, después, mis ojos vuelan solos hasta su ventana en busca de una luz que me haga saber que sigue allí. Pero los mejores días son los que, al pasar, se pone en rojo el semáforo de su esquina y las probabilidades de cruzarme con ella aumentan hasta casi los dos minutos que tengo que esperar parado. En esos momentos estoy tan nervioso como esperanzado.

Gracias por tu comentario y no, jamás olvidaré los buenos recuerdos.
Besos.

Anónimo | 00:19

Hola Pablo!! eres encantador y lo compruebo cada vez que te leo... has inspirado demasiado a esa persona que te dije ahora solo depende de ellos el reencuentro, y aunque no se bien como son las cosas creo que "Recuerdo..." les quedo a la medida por eso se lo recomende. En el momento en que lo escribiste hiciste demasiado. y se que eso se siente genial. Lo comprobe cuando una de mis amigas copio una carta que escribi.

Y bueno con respecto a conocernos frente a frente sería genial, yo tewngo planes de visitar España pero no esta tan fácil, pero no pierdo la esperanza. Un BESO grande.

Marlene

Pablo Martín Lozano | 01:20

Hola Marlene, no sabes cuánto me alegro de leer lo que me dices. Ojalá le vaya todo bien a esa persona. Por conocernos no te preocupes, tenemos toda una vida por delante! Gracias por tus palabras.

Besos.