Es Sólo Un Día Más Con Menos

Siento por momentos cómo el fuego asciende, quema y arrasa con voracidad los minutos que hace que no me llamas. Descubro que las decisiones pesan, el alma pesa, la vida pasa y pesa. Trato de ser fuerte y me convenzo de la fugacidad de las horas muertas, de los días grises, de las hojas secas. Disfrazo los instantes con aromas negros, con silencios toscos, con chillidos sordos, mientras veo pasar el tren que no para y quedo solo en el andén de la eterna duda. Escucho voces que no hacen más que aturdir mi aparente sosiego con preguntas cegadoras y respuestas vaporosas. Presiento que el mundo se desmonta, que la luna me da la espalda, que el reloj juega conmigo y se regocija en la mofa. Araño pensamientos que aparecen y se esfuman con vertiginosa velocidad y odiosa facilidad. Es como nadar a contracorriente en el mar etéreo de la indecisión, naufragando cada instante que logro avanzar un metro y retrocedo varios cientos. Respiro el humo que desprenden las cenizas que hace poco abrevaban con licores prohibidos la llama alegre y viva que ardía en mi interior. Exhalo emociones flacas, secas, desaboridas e impregnadas del olor de la incertidumbre. Asisto perplejo al desarme del andamiaje que rodeaba mi corazón y descubro espantado la impenetrable tapia que durante meses se ha construido sin mi permiso. Sollozo sin llanto ni lágrima mientras escucho sonrisas de fondo, que alegres ríen lo que saben perfectamente podrían llorar. Y giro la vista y cambio de mirada como de corbata, por no hurgar en la llaga de quienes olfatean la victoria en la batalla en la que jamás quise participar. Busco entre lamentos las razones de mi inquietud y no hallo sino un agujero negro donde ni espacio ni tiempo tienen lugar; donde ni sentencias ni recuerdos pueden resonar. Y vago a la deriva sin pasaporte ni billete de vuelta, con lo puesto y sin dinero, como viajan los que huyen de una vida que no les pertenece. Y rebaño con avaricia las migajas que yo mismo desperdicio, entre la desidia y la indolencia que me produce saber que fui mezquino en entrega y miserable en libertad, cuando al fin descubro que no era mío el turno, ni las ganas de jugar.

Y es que Sucede Que Hoy fue un día más pero con menos...

4 comentarios :

Anónimo | 12:59

hola!
estaba buscando imagenes en google y he encontrado este sitio, y que suerte he tenido por que la verdad... escribes de cine!
me gusta mucho!

bueno un saludo


Isa.

Pablo Martín Lozano | 13:38

Hola Isa, gracias por tus palabras. Me alegro de que te guste y te invito a que leas todo lo que te apetezca. Ya van más de 215 artículos, así que tienes para perderte un buen rato, jeje.

Que disfrutes.

Saludos.

Rosa | 17:06

Cada día me gusta mas lo que escribes. Es increible tu manera de describir sentimientos, sensaciones que crei que jamas podrian explicarse con palabras,tu las consigues dibujar al detalle y transmitirlas de una manera maravillosa, perfecta y tan real que no hay dia en que al abrir tu blog y perderme en tus palabras no acabe con una sonrisa en los labios y una expresion de atontada ante las magnificas historias que compartes con nosotros.
Gracias por el placer de leerte, y por favor sigue asi y no dejes de compartirlo.

Pablo Martín Lozano | 19:30

Hola Rosa, muchas gracias por lo que me dices. Cada día disfrutas más dices, y también yo cada día me encuentro más cómodo haciéndolo, y buena parte de la culpa de eso la tiene recibir comentarios como el tuyo. Me alegra saber que se te dibuja una sonrisa al leerme. El placer es compartido.

Un beso y gracias, de nuevo.