Arena Entre Las Sábanas
Volvía a solas en el coche por la oscura y larga carretera que discurría en paralelo a la costa, a escasos metros de la orilla del mar, después de una tarde más con sabor a nada. Las farolas se sucedían a mi paso alumbrando la calzada por la que viajaba, de la misma manera en que las dudas alumbraban el camino de mi viaje interior lleno de recuerdos y añoranzas. Saber dónde estarías en aquel preciso instante, qué estarías haciendo, averiguar si pensaste en mí por error en los últimos días, tal vez en las últimas horas... Pronto me di cuenta de que tu imagen mental constituía la mejor compañía en mitad de aquel desierto de asfalto gris. Te echaba de menos, imaginaba tus tardes en la playa, tumbada bajo el sol y dejándote acariciar suavemente por las olas tímidas de un mar que te rendía pleitesía. Todavía me quedaba algo más de media hora de camino, cuando pensé en las ganas que tenía de pasar la noche contigo. Dormir a tu lado en silencio y respirarte a cada segundo sabiendo que eras mía. Envolverte con mis brazos, pegarte a mí, acariciar tu espalda desnuda iluminada por la luz de la luna. Entonces el coche parecía circular solo, mientras mi mente volaba hacia terrenos coronados por el deseo y la ternura. Y de pronto se me ocurrió la mejor forma de compartir contigo las horas de cama y oscuridad, sin obligarme a tomar la fastidiosa decisión de recuperar la palabra perdida hacía demasiado tiempo. Tomé la siguiente salida en dirección a la playa más cercana y, cuando llegué, bajé del coche, vacié la mochila en la que llevaba todo lo que había utilizado aquella tarde y decidí llenarla de arena. Cuando creí que ya tenía suficiente, volví hasta el coche y continué el camino de regreso a casa. El viejo disco que había rescatado aquella misma mañana del cajón de antigüedades de mi habitación sonaba acompañándome desinteresadamente, mientras trataba de recordar la letra ya olvidada de aquellas canciones. Al llegar, después de una ducha reconstituyente y sanadora, tiré de las sábanas de golpe y desnudé sin tapujos la figura de mi cama. Abrí la mochila y vacié con esmero la arena que había recogido distribuyéndola bien por todo lo largo y ancho del colchón. Después me tumbé sobre ella y traté de imaginarte a mi lado, apoyada sobre mi pecho, al tiempo que el mismo mar que cada tarde te veía nos regalaba su preciosa melodía de rugido y choque. Tu brazo disfrazado de almohada y las sábanas interpretando el papel de las olas. Y sé que tal vez no fuera la mejor de las ideas, pero al menos pude recrear una escena que llevo añorando todo el verano, mientras tú te alejas cada día más de mí, divagando por un mundo que no entiende que lo nuestro deba ser así.
Y es que Sucede Que Hoy te tuve entre mis sábanas de arena...
13 comentarios :
Tengo semanas, meses, años, siglos quizás... esperando leer algo con tanta emoción de por medio. Cosas que aun siendo parecidas a las antes relatas, son completamente diferentes. Que le habras puesto de condimento esta vez?
Todavía sigo buscando esa palabra, que le rehúye a mi memoria.
Besos
Lunettas *_~
Mientras lo leía se me ha puesto la piel de gallina. Me parece muy lindo decir "te echo de menos", implica tanto...
Si me tuviera que quedar con una frase de este post sería "Dormir a tu lado en silencio y respirarte a cada segundo sabiendo que eras mía", después de eso no necesitas decir mucho más.
La idea de llevarte arena a casa no está mal pero eso solo te "consuela" una noche, no dejes de luchar JAMÁS por algo que creas que te hará feliz.
Tengo que confesar que he echado muchísimo de menos tu mundo todas estas noches, necesitaba ese oxígeno que tantas veces nos aportas a todos.
Besos.
Hola Lunettas, qué alegría ver que te ha gustado tanto. El condimento creo que sólo es "un día más a solas". Gracias.
Besos.
Encarni: Yo también echaba de menos tus comentarios, siempre tienes algo para decirme. Me acojo a tu consejo de no dejar de luchar jamás por algo que creo que me hará feliz pero, ¿y si el problema es que no sé si me hará feliz? O, al menos, no una felicidad sana y verdadera. Del otro tipo ya tuve y se pasa mal. Gracias por seguir ahí.
Besos!
Hace un tiempo no encontré esa duda en unas palabras y una mirada llena de ilusión... Eso me hace pensar que los últimos dias no han sido tan mágicos como deseabas.
Sé que es arriesgado pero... si no lo intentas nunca lo sabrás. Recuerda esa vieja frase "quién no arriesga no gana".
Recuerdalo: JAMÁS.
¿Si fuera yo la que hace esa pregunta que me dirías???
Besos niño perdido.
Bueno, en realidad nada tiene que ver este post con aquella mirada. Tenemos una conversación pendiente que aclare todo esto, porque sino te sentirás un poco descolocada. Si fueses tú quien me hiciese la pregunta te contestaría algo parecido a "quien no arriesga no gana" ;).
Besos.
Siento
Que te has vuelto mucho más romántico…y eso me encanta
Plasmas demasiada ternura…
Que hermoso…
Saludos.
Besos
Hola Carolina, ¿de verdad crees eso? No puedo contestarte, cada día escribo simplemente lo que me viene, me sucede, lo que siento al fin y al cabo. Supongo que habrá días más "románticos" que otros, pero el romanticismo es algo que se repite mucho en mi vida (y que así siga).
Besos y gracias!
Si que así siga…
Quizá yo también me he vuelto más romántica
Es por eso que siento mucha más emoción con lo que escribes…
besos
Pues, en ese caso, que así nos siga. Es algo que le falta a mucha gente y no saben lo que se pierden. Ganas en emoción, en intensidad, en plenitud... Enhorabuena.
Besos.
¿Cómo es que me tienes enlazada y es la primera vez que sé de ti? Y todo gracias a través de Moeh...
Precioso post.
¡Un saludo!
Hola Covadonga. Ciertamente, todo debido a Moeh. Cada vez me acerco más al año de vida en esto de la blogosfera y allá por mis inicios con pañales, Moeh me guió mucho. Supongo que entonces entraría por primera vez a tu mundo y me gustó. Me alegro de que te gustara el post.
Besos! Y quedamos oficialmente presentados ;).
En ese caso, encanta de conocerte :D
Quedas irremediablemente enlazado en mi blog.
Gracias Covadonga.
Besos.
Publicar un comentario