Historia De Un Paraguas

Caía el sol de media tarde tiñendo de dorado las aguas de los canales y los tejados de las casas en lo que, hasta el momento, había sido un día como otro cualquiera de mi vida en Amsterdam. Era julio y, a diferencia de los miles de turistas que inundaban nuestra ciudad a diario en estas fechas, los residentes sabíamos que la estabilidad del cielo que cubre nuestras calles es tan delicada como una flor recién desplegada a la vida. Ahora puedes caminar tranquilo disfrutando de los rayos de sol en tu frente y a los dos segundos, sin embargo, puede tornarse un viento inesperado que anuncia a destiempo un nuevo chaparrón veraniego de los que vienen, descargan y se van con tanta rapidez como violencia. Salí de casa dispuesto a ir a un café céntrico en el que solíamos reunirnos los compañeros de la agencia, para llevar a cabo la tormenta de ideas que diera luz y forma a las peticiones que nos llegaban desde todas partes del mundo. La de aquel día debía ser fructífera y convincente, ya que se trataba de uno de los encargos más importantes de los últimos años. Así que cogí la bicicleta y puse rumbo al lugar de encuentro, mientras pensaba de camino en la dirección que debían tomar mis ideas, de acuerdo con las exigencias del cliente. Mi casa estaba apenas a diez minutos del centro pero, como he dicho, los veranos en Amsterdam son traicioneros y la lluvia puede cogerte desprevenido en cualquier esquina. Y así ocurrió. Acababa de torcer por PrinsenStraat, cuando un remolino de hojas y papeles me alertó de la proximidad de un nuevo chaparrón. Pedaleé lo más rápido que pude hasta encontrar un lugar donde cobijarme mientras durara la tormenta y, finalmente, encontré un cobertizo en la esquina de SpuiStraat con RaadhuisStraat, al que llegué justo cuando las primeras gotas golpeaban el asfalto. Pronto pude ver como millones de partículas de lluvia se posaban sobre la superficie del canal Singel creando ondas que chocaban unas con otras y dibujaban cenefas circulares sobre el manto manso de aguas oscuras y verdosas. No tardó en adquirir violencia y, como si toda el agua del mundo residiera en la nube situada por encima de mi cabeza, pronto se hicieron los primeros charcos y se escuchó el suave discurrir del agua por los laterales de la calzada pegada a los bordillos. En momentos como aquel la ciudad moría durante unos instantes y sólo algún descerebrado y otros muchos turistas osaban enfrentarse a la quietud que reinaba como consecuencia de la paraplejia que provoca la lluvia en las personas. Y en mitad de aquella escena, justo frente a mí, una chica de no más de veinticinco años luchaba empapada por mantener su bicicleta en línea recta pese al viento y el agua cuando, al pasar por delante de donde yo me resguardaba, la rueda delantera fue a meterse en el raíl de las vías del tranvía desestabilizándole y haciéndole caer en mitad de un charco. Rápidamente y sin pensármelo dos veces, me acerqué hasta ella para prestarle mi ayuda, cuando descubrí dos ojos de un verde intenso escondidos bajo la capucha que le resguardaba tímidamente de la lluvia. Tras comprobar que estaba bien fui hasta donde había quedado su bicicleta para recogerla y llevarla junto a la mía, donde ella trataba de sacudirse la ropa y la melena. Intercambiamos algunas palabras; nada más allá de su estado físico y del estado de sus prendas empapadas, pero algo surgió entre nosotros sin esperarlo. Fue en el cruce de miradas, en la voz que resonaba en sus palabras y en la alegría que desprendía pese a la caída recién sufrida. Le presté mi paraguas porque aseguró tener prisa y, desde entonces, cuando llueve, camino o circulo con mi bicicleta bajo la lluvia sin protección, esperando encontrar entre el numeroso baile de paraguas, uno que me resulte familiar.

Y es que Sucede Que Hoy me perdí de nuevo por Amsterdam...

4 comentarios :

...................................... | 06:04

bueno bueno... dicen que la ";ey de atraccion" es la mas poderosa y creo que estan en lo cierto... hoy una tormenta empapo mis recuerdos y mis dias...sobre todos cada instante que senti la vida en piel... mientras empezabas tu viaje... yo el mio, aunque no coincidieran exactas las fechas... pues el dia de tu regreso mi avion acariciaba el cielo.. y te juro... se me vinieron tantos recuerdos a mi mente!!! llore momentos, llore sensaciones, llore vacios, llore lejanias... por mis ojos mientras despegaba...y al mismo tiempo me decia a mi misma: estas volando vicky....
VOLA VOLA VOLAAAA MUY ALTO...... y todo mi cuepecito se estremecio de dudas, de miedo.... de incertidumbre... de tiemposssss.... de mi... se me lleno de vida el alma... estaba volando... estaba cumpliendo mi destino... eso sienti... dejando atras mi tierra... llena de luces haciendose infinitas... las estrellas en el cielo me acompanaron... la cruz del sur marco el destino... y entre tantos recuerdos no me senti sola... miraba por la ventanilla y ahi estaba todo el universo oscuro.. rodeandome... todos mis tiempos suspendidos en el aire... y yo volando... volando tan alto como pude... estoy conmigo... estoy en el camino... este es el momento!...

Eso de querer que duren, que sean eternos los instantes...

Por estos dias las calles de Nueva York me despiertan fascinacion y encanto... en dos semanas estare volando a un pais lleno de cultura y riqueza espiritual... Mexico, alla voy...

El destino hara su parte y yo, entre palabras ire descubriendo cada signifcado, cada momento que le universo me regale... por momentos como ayer, en el Museo de Arte, frente a un cuadro de J.Miro, se me detuvo el tiempo... y solo pude mirar y mirar...

archivando en mis pupilas la magia, las texturas, los colores... y todas las manos de todos los que supieron dar forma a la historia en un lienzo...dejando para nosotros... todo el arte y mucho mas todavia...

un viaje despierta dentro nuestro mil tesoros, que se funden y se mezclan y quizas nos modifiquen... nos hagan llegar donde ni imaginabamos... y ahi es donde voy... en mis palabras, mi libro, mis pinturas... a que la vida me descubra... y volar... y volar...

y quizas pueda... cumplir y trascender... mucho mas alla de lo imaginado...

si asi fuera.. y vos pudieras tambien... acaso nos encontraremos...

vicky

Pablo Martín Lozano | 12:42

Hola Vicky, encantado de tenerte de nuevo por aquí.
Qué palabras más bonitas y qué bien las entiendo por el hecho de haber sentido cosas similares en mi viaje.
Viajar es uno de los mayores placeres del ser humano, tanto físico como espiritual. Viajar "aunque" sea al interior de uno mismo.
Espero que N.Y y México te ofrezcan lo que tu alma necesita de ellos en estos momentos; por algo estás allí y no en otro lugar.
Yo dentro de algo menos de un mes vuelvo a viajar esta vez a Milán, Venecia, Florencia, Pisa...un tour por Italia. De nuevo corazón y alma expectantes.

Nos veremos en el camino cuando menos lo esperemos.

Besos y buen viaje.

Anónimo | 13:41

Leyendo el comentario de Vicky, precioso como de costumbre, lleno de sensaciones plasmadas perfectamente en palabras, pensé en ese viaje que me espera, en siete dias estoy volando. Yo no voy tan lejos como vosotros dos, pero lo importante de mi viaje es lo que alli me espera, 1- el reencuentro con mi amiga Elvira... ella es la que hace especial los lugares por todo lo que me aporta. 2- El REENCUENTRO con un alma, la cuál no se cuanto tiempo lleva ahí... ;)

Sería bonito que los protagonistas de la historia volvieran a reconocerse bajo la lluvia.

Besos

Pablo Martín Lozano | 13:59

Hola Encarni, como digo, lo importante de un viaje no es la distancia que se recorre, sino lo que se aprende en él. Y para eso basta con un viaje interno, así que estoy seguro de que, pese a no ser tan lejano como dices, estará lleno de sorpresas y buenos momentos.
Respecto a la historia, sí lo sería...tal vez lo es. Tal vez no.

Un beso.