Ya llega el frío

Anoché me acosté con la suave melodía de las gotas de lluvia golpeando en mi ventana y el maullido lejano de un gato falto de cobijo, olvidado en alguna parte.
Me resultó placentero reencontrarme después de tanto tiempo con el olor a tierra mojada, la humedad penetrante en huesos y casas y el sonido incesante de unas gotas que llevaban tiempo siendo reclamadas.

Abrí la ventana a propósito para escuchar mejor los sonidos que me acompañaran durante el tiempo que me costara conciliar el sueño. Cambié la rutina de las voces de la radio por toda la gama de sonidos que la naturaleza me regalaba. Me tumbé boca arriba, cerré los ojos y traté de relajarme al compás de la balada de la lluvia.

El frío entraba en la habitación, pero por nada cambiaba aquella sensación de reencuentro con los olores, vibraciones, sonidos y sensaciones que percibía en aquel momento.
Además, el edredón a la altura del cuello me ayudaba en la tarea de aislarme del entorno. Y es que no hay nada más agradable que la sensación de calor y protección cuando te encuentras bien arropado en la cama, sea de manera artificial o natural...

Poco a poco se empiezan a ver chaquetas, gorros y botas por las calles. Pronto harán acto de presencia los abrigos, gabardinas, guantes y bufandas. Es ese momento en que las personas se recluyen detrás de capas y capas de ropa en un intento, la mayoría de veces fallido, de hacer que su temperatura corporal no descienda bruscamente.

Y pese a que yo soy de sangre latina, amante del sol y bastante huidizo de las bajas temperaturas, reconozco que la sensación de sentirte resguardado del frío, si finalmente lo consigues, es algo digno de experimentar. El rostro pierde toda su movilidad, quedas totalmente hierático e inexpresivo cual estatua arcaica. Pero en cambio sientes hervir la sangre por tu pecho que brota y se distribuye a cada rincón del cuerpo. Se produce un intenso debate entre unas calorías que tratan de llevar a cabo su labor a duras penas, y unos grados cuya única función es trabar esa labor.
Toda una demostración del equilibrio natural darwiniano.

Y es que Sucede que Hoy el frío ha entrado en nuestras vidas...

2 comentarios :

Anónimo | 22:47

...aprovecho este texto para aportar unas pequeñas e ignorantes,pero no insignificantes palabras....no soy especialista en textos pero sí en dar sentido a la vida y animar a luchar por ella....
Simplemente, y creo q suficiente, darte la mayor enhoranbuena por tu blog...x curiosidad y x aburrimiento despues de tragar un poco de alimento me he puesto a leer tus grandes escritos....FASCINADA, es lo único que quiero decirte, me siento muy orgullosa de ti y quiero que sepas que consigues poner los pelos de punta con párrafos como éste y el de la tarde de lluvia...o algo así,no?...qué decir acerca de que te sientes solo........Sabes que nunca lo estarás, tanto los nuevos como viejos amigos estarán siempre a tu lado, arropándote y cubriéndote del frío de manera totalmente natural, que es lo que más necesitas ahora.....viene el frío y con él la debilidad, la tristeza que acompaña a esos días tan grises....una lluvia a fin de cuentas relajante y productiva, a la que tienes que dar gracias por la inspiración que te ha dado....repito que estoy orgullosísima de ti........y lo dicho, "sé el mismo pero no lo mismo"......vas a llegar muy lejos


OE.

Pablo Martín Lozano | 16:06

Gracias por tus palabras "falsa anónima". El "tragar" y el "OE" final te delatan. Encantadísimo de que me hayas leído y más de leer tu reflexión. Sé que además de nuevos amigos, los que son de verdad nunca fallan y siguen ahí. Un beso enorme.
OE