Amanece Madrid

Recorro las calles de un Madrid al que le cae con peso el frío en estas fechas en las que ya se empiezan a ver las luces de navidad por las calles. La ciudad comienza poco a poco a despertar mientras me adentro en ella y cada vez son más las persianas que anuncian los buenos días con sus sonidos desgarrados. El humo de un café caliente asciende desde el vaso que sujeto con mi mano amoratada por el helor y se cuela por mi nariz hasta templarme el ánimo y la temperatura interna. Contemplo los rostros de la gente desconocida con la que me tropiezo en cada calle y me doy cuenta de que todas las ciudades del mundo deben ser similares cuando amanecen; mismos ciudadanos apresurados por llegar al trabajo o volver de él después de toda una noche, los que van igualmente apresurados pero rumbo a la escuela con los hijos, o los infelices a los que su paso acelerado y nervioso delata una noche furtiva en la que se les ha hecho demasiado tarde. Son lo que más corren. Conforme pasan los minutos, los semáforos, que hasta hace apenas una hora sólo servían para teñir de colores el agua de los charcos, van cobrando más sentido a medida que el asfalto empieza a poblarse de vehículos. Algunos teléfonos móviles comienzan a sonar por las aceras. Comienza un nuevo día. Otro más como el de ayer. Y el de mañana. Para algunos.

Y es que Sucede Que Hoy viajo a Madrid...

2 comentarios :

Encarni | 17:12

Pues sí, puede que en cada país haya unas costumbres distintas pero a todos nos cuesta amanecer, todos salimos con prisas, nos damos alguna carrerita de vez en cuando para no llegar tarde, todos agradecemos un café calentito en una mañana fría y todos sufrimos los semáforos. ¿Viaje de placer o de obligación?

Besos.

Pablo Martín Lozano | 19:41

Amanece igual en la mayoría de ciudades del mundo. Al menos las que nos rodean. Ojeras, prisas, cafés...En fin...

Viaje de placer que conllevaba obligación. Un congreso voluntario queme interesaba.

Gracias. Besos