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El Sabor de los Contratiempos

Reencontrarme con tus ojos es como hallar un oasis de agua dulce en mitad del desierto en que se convierten los días en los que no te siento. Te miro como tratando de ver en tus pupilas el motivo de tus silencios y me encuentro con que en ellas ya no reconozco el brillo de otro tiempo. Pero el instante en que vuelve a ti la luz y de nuevo te entreveo no se paga con dinero. Es como volver a ver salir el sol tras un largo ciclón turbulento. Se derrumba el muro de hielo y nuestras auras vuelven a fusionarse en un mar de colores ardientes como el fuego. La energía vuelve a fluir entre nuestros cuerpos. Y del fondo de tus labios, comienzan a asomar brotes de sonrisa tímida relajando la tensión de tu gesto. Es como si la primavera de pronto entrara con fuerza en tu pecho. Floreces, te abres y el polen de tu amor vuelve a mezclarse con el aire que envuelve mis silencios. Y entonces, cuando me atrevo a volver a mirarte sin miedo de encontrarme con algo que no quiero, mi corazón se agita acelerado por las ganas de robarte un beso eterno. Uno de esos que sólo salen cuando, después de algún tiempo de distanciamiento físico o etéreo, dos almas se encuentran de nuevo dispuestas a dejar atrás el sabor de los contratiempos.

Y es que Sucede Que Hoy quise escribirle a un beso...
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