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This Is It

Quisiste ser Peter Pan y acabaste interpretando a Blancanieves mordiendo la manzana envenenada. Tu corazón dejó de latir y el mundo entero se paralizó durante varios días. "Ha muerto el Rey del Pop" se leía en los periódicos de todo el mundo. Llegaste a un mundo en el que se valoraba más el color de tu piel que la calidad de tu música y menos aún la de tu persona. Bastaron dos actos desafortunados para tacharte y echar por tierra la reputación de ángel caído del cielo. Pero tu ser desprendía pureza y sabiduría de la que no entienden ni industrias discogáficas, ni sociedades desequilibradas y carentes de valores. Tu mensaje de paz y amor comenzó entonces a emborronarse y mezclarse peligrosamente con temas demasiado serios, provocando que aquellos de miras cortas y gusto efímero abandonaran tu camino y cruzaran a la acera del insulto. Pero yo siempre continué viendo en ti a esa persona que disfrutaba con la felicidad ajena y se subía a los árboles de Neverland a componer canciones que hablaban de más allá de lo que decían sus letras. Estrofas que abrían mentes y llegaban a lo más profundo del corazón de aquellos que brillamos con tu misma luz y vibramos en la misma sintonía. Paz, sostenibilidad, amor -L.O.V.E-, como te gustaba decir a ti. Así, letra a letra, profundo y sincero.Y ahora que regreso con la sensación de que te tocó sufrir como los demás mesías, me conforma saber que tu mensaje caló en multitud de almas que ahora no hacen sino recoger tu luz y tratar de "Heal the world", tal y como dejaste escrito. Porque "The way you make me feel" es tan pacífico, profundo y lleno de sentido, que sólo me queda decirte que "I'll be there" para proclamar tu mensaje de amor, y que a todos los que no supieron ver más allá, simplemente "Beat it". God bless you, como te gustaba decir. Y recuerda que ahora y siempre "You rock my world".

Y es que Sucede Que Hoy vi la película y reconocí a ese MJ...

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Resurgir


Tengo ganas de ti. De saberme tuyo. De volverte a sentir. De caminar de tu lado por las calles de cualquier ciudad sintiendo que todo lugar es bueno para quedarse a vivir si es contigo. Ganas de escuchar tu risa. De cogerte de la mano. De besarte en la comisura de los labios. Necesito aferrarme a tus palabras y recuperar la esencia de lo que nos empeñamos en dejar morir. Y mirarte a lo más profundo de los ojos hasta ver que la alegría y el amor vuelven a rebosar en tu frasco de elixir. Tengo ganas de ti. De saberme tuyo. De volverte a sentir. Y ya sé que me repito, es que antes fue mi alma y mi cuerpo es ahora quien te lo quiere volver a decir. Ganas de sentir tu pecho contra el mío y dejar que las emociones vuelvan a fluir. Que nuestra piel se erice y enredados en abrazos nuestros poros vuelvan a derrochar frenesí. Acariciar tu cuello hasta que la luna te duerma reflejando su luz en tu desnudez. Y entonces, en la paz de la noche, volverte a decir que sí. Que te quiero como siempre y todo el tiempo de mi vida es para ti. Que mis días son en blanco y negro cuando estás lejos de mí. Que es contigo y a tu lado donde siempre quiero ir. Tengo ganas de ti. De saberme tuyo. De volverte a sentir. Tengo ganas de que amanezca sólo para volver a ver que eres realmente feliz. Para dejar atrás fantasmas y besarte apasionado hasta experimentar el resurgir. ¿Te dije alguna vez lo que significas para mí?

Y es que Sucede Que Hoy comprendí lo que era resurgir...

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Saludo Sintomático

Me saludas sonriendo como si me conocieras de siempre y yo devuelvo el saludo como si no te conociera de nada. Mientras en tu rostro se observa el gesto de un "hola, cuánto tiempo", el mío no puede disimular el rictus de un "¿quién eres?". Llevo rato pensando, tratando de identificar en ti algo que me resulte familiar; un gesto, un atuendo, un tono de voz, algo. Pero mi memoria no alcanza a localizar nada en su archivo. Mi desasosiego aumenta en la medida en que me hago consciente de lo insólito de todo esto; hasta hoy nunca había olvidado una cara por más nombres que me abandonaran al instante de haber sido conocidos. No un rostro. Nunca unos ojos. ¿Quién eres? ¿De verdad te conozco? ¿De veras debí saludarte con la efusión con la que tú lo has hecho? El silencio de la biblioteca que compartimos me arrincona cada vez más en mis pesquisas y siento que me quedaré con la duda de si alguna vez intercambiamos una palabra, más allá del "hola" de hace un par de minutos. O te has confundido, o mi memoria empieza a exigirme una dieta informativa, incapaz ya de registrar tanta información al día. Maldito saludo.

Y es que Sucede Que Hoy saludé sin saber quien era...
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