La Escalera Desde Donde Siempre Te Hablé
Desde la escalera donde siempre te hablé podía tocar las estrellas. Sentado, noche tras noche, miraba al cielo mientras las palabras se perdían en el viento caluroso de la noche. Te buscaba en las ramas de los árboles y en las piedras del jardín que guardará para siempre el eco de mis llamadas. Te buscaba, y lo único que encontraba era tu voz del otro lado del teléfono y las líneas de tu rostro dibujado en la tierra por mis manos. Y mientras hablábamos, sonidos nocturnos llenaban el espacio. Desde la escalera donde siempre te hablé podía imaginar el futuro. Sentado, noche tras noche, tejía los sueños del mañana mientras escuchaba tu voz diciendo vuelve ya que necesito morder tus labios. Y entonces el viento chocaba en mi cara robándome el beso que en cuestión de minutos mecía en tus manos. Después yo agudizaba el olfato creyendo captar tu perfume escondido entre las flores dormidas de mi lado. Desde la escalera donde siempre te hablé podía fingir mi estado. Hacerte ver que estaba bien a pesar de querer cerrar los ojos y despertar acostado con mi cuerpo envuelto en tus brazos. Con tu pelo enredado en mis dedos. Con la suave luz de la mañana desvelando el revuelo de sábanas, amor y desenfreno.
Y es que Sucede Que Hoy quisiera no volver a ver esa escalera...