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No Dejaba de Llover


No dejaba de llover. Durante las últimas dos horas el sonido de la lluvia golpeando la ventana había sido todo lo que se dejaba oír en aquella noche silenciosa. La lluvia, y tus respiraciones pausadas mientras dormías acostada en el sofá con tu cabeza sobre mis piernas. Al final la falta de argumento de la película había vencido a tu tentativa de permanecer con los ojos abiertos. Ya hacía rato que los últimos diálogos habían pasado a formar parte de tus sueños como personajes anónimos; voces lejanas que resonaban en tu inconsciencia. Por momentos, el segundero del reloj se dejaba escuchar robándome la atención, pero no alcanzaba a ver la hora. Tampoco importaba. El sueño parecía haberse olvidado de venir a por mí aquella noche y la escena era lo suficientemente apacible como para no importarme la hora. La lluvia, las luces de la ciudad encendida de noche al otro lado de la ventana, las noventa páginas que todavía restaban para llegar al final del libro, tu respiración y el calor en mis piernas desprendido de tu rostro. Sobre la mesa todavía yacían erguidas las dos copas apenas tintadas ya de vino, que brillaban a la luz parpadeante de la televisión silenciada y desatendida. La primavera comenzaba fría y lluviosa, perfecta para disfrutar de noches como aquella. De pronto, lanzaste una risa breve sin salir de tu sueño, seguida de una respiración profunda y larga. Giraste la cabeza, acomodaste el cuello y la melena resbaló hasta cubrirte los ojos. Seguías allí, conmigo, a mi lado. Y no dejaba de llover.

Y es que Sucede Que Hoy la lluvia me trajo estas letras...
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Tú, Primavera

Un rayo de luz pura, blanca y cálida como tú no podría haber llegado al mundo en otra fecha sino en esta en que damos entrada a la primavera. A tu paso florece la vida y se llenan de color los días. Brotan risas y alegría, quedan atrás las horas grises y la gota fría. Al igual que la primavera se cuela por los costados del bosque invitando a renacer, tus aires latinos llegaron dispuestos a florecer mi alma con besos, caricias y una dulce sonrisa cada nuevo amanecer. Tiempos de vida, sangre hirviendo y profundos latidos que me llevan por el camino de tu querer. Año tras año apagas las velas con el mismo aliento con el que encendiste una llama en mi pecho aquel verano bendito en que el destino me hizo volver a creer. Y al igual que el equinoccio templado calmas el frío y tiñes de dorado la piel con tus manos y su mágico poder. Y es que tu esencia de primavera es la fuerza que me lleva y que me empuja hacia la verdad: la verdad de entregarme día a día en alma a esta historia sin final.

Y es que Sucede Que Hoy te deseo un feliz día...

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50m² De Amor

Las paredes de aquel piso céntrico de alquiler respiraban la humedad de todo el edificio y las manchas que asomaban ennegrecidas en las paredes parecían dibujar secretos de amor encriptados al más puro estilo Rorscharch. El suelo de un parqué barnizado capa tras capa hasta formar una película sospechosamente brillante era lo único que hacía recordar el pasado glorioso de aquel edificio decimonónico que al parecer había pertenecido a una familia de la alta sociedad de aquella turbulenta época. El parqué, la escalera de madera y los marcos lacados del enorme ventanal del salón con vistas a la gran avenida arbolada. Bastaba extender el brazo por el balcón principal para tocar las hojas de los álamos que teñían de verde aquel rincón de la ciudad. Nadie recordaría ya las veces en que tantos y tantos hombres fugaces tuvieron que utilizar aquel balcón como salida de emergencia y el tronco de aquellos álamos como escalera improvisada con desenlace desconocido. Si aquellas habitaciones hablaran... Lo que antes había sido un palacete aristocrático ahora había quedado reducido a pequeños apartamentos tipo loft gustosamente decorados y con la magia del pasado conjugada con las últimas tendencias en decoración. Lo mejor de aquella casa, la enorme chimenea y la pared desnuda del salón. Y poco a poco las cajas de cartón fueron ocupando el reducido espacio repletas de sueños de una nueva vida que comenzaba entre sueños que finalmente se hacían realidad. Tú, yo y nuestro primer loft. Tú, yo y un futuro más que prometedor. Cincuenta metros cuadrados rebosantes de amor.

Y es que Sucede Que Hoy lo dibujé en mi mente...

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Yo No Fui

Juego a recordar la media sonrisa que se dibuja en tus labios cuando tratas de mentirme entre bromas y gestos que te delatan. Tus manos nerviosas intentan hablar con movimientos rápidos como queriendo desvelar una verdad que cuelga peligrosamente de tu boca. Los ojos te sonríen e inevitablemente no me queda más remedio que acercarme hasta robarte el beso que se te escapa entre la risa contenida. En el fondo de tu mirada mis pupilas se reflejan derrochando un amor que se niega a desvanecer. Y en la mente rincones lejanos se desdibujan cada vez que un coche pasa por al lado y nos devuelve a la realidad de aquella calle a la vuelta de tu casa, mientras las farolas se encienden parpadeantes queriendo desvelar lo que los cristales empañados ocultan. Y al tiempo que tu locura desborda el aire que nos rodea me voy deshaciendo por dentro en piropos enmudecidos por la cara de tonto que se me queda cuando entreveo tu media sonrisa de pícara desentrenada. Disfruto callado incapaz de romper el silencio tendido de un hilo, a punto de romper en carcajadas, esperando alguna de tus salidas inesperadas. Entonces un amago, un roce, una mirada cruzada basta. Rompemos a reír y jugamos a ser humanos en mitad de un mar de sentimientos desbocados.

Y es que Sucede Que Hoy recordé tu cara de "yo no fui"...
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