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Viniste A Sembrar Paz

Viniste a sembrar paz en este corazón en guerra. Llegaste sin aviso y te adueñaste de mi territorio sin ni siquiera entrar en la contienda. Fueron suficientes tus palabras, tus sonrisas y tus aires de mujer con alma eterna. Me sedujo tu saber disfrazado de inocencia y esa lengua indomable cuando se trata de decir verdades aunque duelan. Para cuando quise darme cuenta ya el amor había arrasado incluso mi vergüenza. Con la fuerza de su ejército de besos cuestionó hasta mis creencias. Y resultó que sí existía la que ya daba por muerta. Vencido y sin orgullo me entregué a tus abrazos y es hoy que cuando no los tengo muero por dentro y me rompo en mil pedazos. Tu piel, tus manos, tu palabra dulce de sonar lejano; tu mirada, tu descaro, tu silencio sosegado cuando duermes a mi lado. Es tanto lo que extraño cuando la noche nos separa, que me encierro entre las sábanas y te imagino en mi regazo. Es tanto lo que suspiro por tu ausencia que la misma luna se emociona cuando te suspiro en soledad. Pero sólo existe algo que puede en esos momentos calmar mi ansiedad; sentir tus labios en los míos y saber que nunca más soportaré esa frialdad.

Y es que Sucede Que Hoy fuiste paz en mi adversidad...

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